¿Qué es efímero?
La presentación de la película El Principito, adaptada de la novela...
La presentación de la película El Principito, adaptada de la novela de Antoine de Saint Exupery, en el Festival de Cannes volvió a poner de moda (furor) el libro publicado a principios de los años 40, en plena Segunda Guerra Mundial y que en términos sencillos y poéticos -destinados a una audiencia infantil- puso en evidencia el absurdo comportamiento de los adultos frente a la espontánea inocencia, inteligencia y sentido común de los niños. Catalogado como uno de los tres libros más leídos del mundo y traducido en 250 idiomas y dialectos, El Principito terminó convirtiéndose en lectura obligada para grandes y pequeños a la hora de hablar de humanidad. Recuerdo que mi profesor de filosofía recomendaba conservarlo en la mesa de noche, como una biblia, y consultarlo cuando sentimos malestar existencial, agobiados por los odios y las violencias de nuestro entorno. La lectura y reelectura de El Principito es una buena manera de repensar el mundo; de ponernos en el buen camino en términos de convivencia y amor al prójimo. Con la seguridad de que cada lectura se enriquece de significados inéditos y de una interpretación diferente sobre la soledad, el amor, la amistad, y otros sentimientos profundos que afloran en cada una de sus páginas, inundadas de magia y poesía. De modo que volví a comprar el famoso librito y lo leí dos veces seguidas, sorprendida de que en la segunda me pareció percibir aún más claramente su intención y mensaje.Como bien lo saben, El Principito cuenta la historia de un aviador varado en pleno desierto y con pocas reservas para sobrevivir; se encuentra con un niñito de pelo rubio dorado y risa contagiosa, vestido de manera estrafalaria y que por toda presentación o saludo le dice: Por favor... dibújeme un cordero. Ilustraciones del mismo Saint Exupery acompañan el libro y nos familiarizan con el físico de sus protagonistas. Ambos caídos del cielo: el aviador, de su avión, y el principito, de su pequeño planeta o asteroide. Por medio de preguntas y respuestas penetramos en sus corazones y sus mundos y meditamos sobre temas importantes como la vida, la muerte, la amistad y el amor -además de las cosas absurdas que los adultos se inventan mientras envejecen-. El principito pregunta: ¿Qué es efímero? ¿Eterno? ¿Amor que implica responsabilidad y protección? ¿Amistad que implica amaestramiento y comprensión? ¿Niñez? ¿Vejez? ¿Viajar y moverse? ¿Acaparar bienes materiales? ¿Doblegarnos ante la consigna? Ahogarnos en la rutina y todo lo que nos ocupa y preocupa para llegar a la conclusión que detenerse es morir. Y la moraleja de que solamente si logramos cumplir un papel, aunque mínimo en favor de la humanidad, podemos vivir en paz, y morir en paz. Según El Principito, lo que da sentido a la vida, da sentido a la muerte. Y Uno solo ve con el corazón... lo esencial es invisible para los ojos.En cada línea, cada palabra de El Principito, su autor Saint Exupery nos exhorta a conquistar nuestra humanidad. Habitar el mundo no como una presencia adicional en medio de la maldad, el fanatismo, el racismo, la corrupción o el materialismo a ultranci, sino como un guardián de los valores espirituales y las herencias culturales y aportando nuestro grano de arena para fabricar un mundo mejor, centrado en lo esencial. Sea un hombre (un humano) y haga lo que le dé la gana. Es el leitmotiv que se desprende de este pequeño libro encantado y encantador. También intemporal; por consiguiente, siempre moderno. Y leerlo, releerlo y volverlo a leer.