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Libia, el costo de un fracaso

En declaraciones a CNN, un jefe rebelde libio preguntaba desesperado: “¿Cuándo piensan...

18 de marzo de 2011 Por: Liliane de Levy

En declaraciones a CNN, un jefe rebelde libio preguntaba desesperado: “¿Cuándo piensan ayudarnos, cuando Gadafi nos mate a todos?”.A decir verdad no se sabe cómo los rebeldes libios han resistido tanto. Pese a los ataques por mar, tierra y aire a los que las fuerzas leales a Gadafi -respaldadas por hordas de mercenarios africanos- los han sometido durante semanas. Una resistencia heroica, pero que no puede durar por mucho tiempo dada la superioridad de las fuerzas y de los recursos utilizados por el enemigo. Y hasta el momento sin la menor ayuda externa. Por su lado, los países que se proclaman simpatizantes de la rebelión agonizan sobre la manera de prestar ayuda. Quieren recurrir a la fuerza, pero rehuyen la opción ‘unilateralista’ que le hizo tanto daño a los Estados Unidos en tiempos de George W. Bush en la guerra contra Sadam Hussein de Iraq. Ellos aspiran a una intervención internacional masiva, incluyendo a los países árabes y del Golfo Pérsico que aparentemente están dispuestos a colaborar. Pero subsisten las dudas: China y Rusia se muestran reticentes a intervenir en Libia; Alemania, India y Sudáfrica expresan reservas; los demás, encabezados por Francia, Inglaterra y Estados Unidos apoyan la ayuda inmediata a los rebeldes mediante la imposición de una zona de exclusión aérea para impedir que Gadafi masacre a su pueblo. Pero tampoco piensan moverse sin la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Ayudados por tanta vacilación y la terrible tragedia ocurrida en Japón que tiene al mundo preocupado y muy ocupado, Muamar el Gadafi y su hijo Seif el Islam no parecen tener la menor intención de abandonar su ‘finca’ y perpetrarían un genocidio con tal de sostenerse en el poder.En momentos de escribir estas líneas las tropas de Gadafi perseguían su inexorable avance hacia Bengasi, el bastión de los rebeldes. Y el Consejo de Seguridad se preparaba a votar una proyecto de resolución de exclusión aérea cuyos resultados entregarán a la ONU el próximo lunes. Demasiado poco y demasiado tarde, creo yo. Entretanto se analiza el costo de un fracaso de la rebelión en Libia. Enorme y muy nefasto por donde se mira. Primero en términos de ‘terrorismo’. No hay que olvidar que Gadafi es un dictador de la peor calaña, capaz de aliarse con el diablo para aferrarse a su poder. Ya vimos cómo en los últimos días se decía enemigo acérrimo de Al Qaeda y acusaba a esta entidad terrorista de azuzar a los rebeldes en su contra, para luego amenazar con unirse a esta misma organización si los occidentales intervienen a favor de los rebeldes. Parecía un chiste, pero un chiste peligroso y cruel. Luego existe el costo de emigración de miles de libios que la comunidad internacional tendrá que absorber e indemnizar por no ayudarles a expulsar al tirano que los oprimió durante décadas. También Occidente perdería influencia y prestigio en el Medio Oriente debido a su pasividad en el conflicto. Y, finalmente, un fracaso de los rebeldes libios le quitará piso a las exitosas, pero aún muy frágiles conquistas revolucionarias en Egipto y Túnez donde los movimientos radicales ganarían fuerza ante la debilidad del mundo democrático. En definitiva, si Gadafi se sale con la suya, el sueño árabe de libertad y justicia se tornara en pesadilla...