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La voz del pueblo

Antes de la revolución egipcia de enero del 2011 que derrocó a...

3 de abril de 2020 Por: Liliane de Levy

Antes de la revolución egipcia de enero del 2011 que derrocó a Hosni Mubarak, en Egipto la voz del pueblo nunca había importado ni se había expresado en forma libre. Hablar mal del gobernante dictatorial de turno se consideraba un crimen merecedor del peor castigo. Sin embargo, en el Egipto de hoy -y obviamente gracias a la revolución que sigue vigilada por entidades internacionales- la gente está comenzando a decir cosas en voz alta y sin esconderse para criticar, señalar fraudes o mentiras, exigir explicaciones o rechazar decisiones arbitrarias de los altos mandos del Gobierno.No es todavía Suiza pero hay una libertad de expresión relativa que se ha ido amplificando y ha permitido que los egipcios -quizá por primera vez en su historia- se hayan envalentonado para salir en masa a las calles a protestar contra la gestión de los Hermanos Musulmanes en el poder y su intención de imponer las leyes islamistas de las ‘Sharia’ para dirigir el país. Es increíble. No pensé jamás ver semejante resistencia popular en Egipto y lo considero positivo. Comienzo a creer que gracias a la revolución Egipto ha realmente progresado a pesar de la debacle que vive con un presidente -Mohamed Mursi- desubicado e incapaz de asumir los problemas económicos y sociales del país. Ha progresado porque la gente parece haber perdido el miedo y ahora dice sin disimulo que no acepta lo que está haciendo el Presidente con el equipo de gobierno que escogió y la Constitución que mandó a redactar según las conveniencias de su cofradía islamista. Las mujeres, jóvenes y viejos, los pobres y los ricos se unen para denunciar la ineptitud del Gobierno y su visión oscurantista del poder. En la prensa, la televisión y el cine se le critica. Eso es nuevo en Egipto y conlleva grandes riesgos. ¿Hasta cuándo podrán seguir hablando? No se sabe. Lo cierto es que quienes protestan quieren aprovechar al máximo este momento de libertad que la revolución les otorga. Entre los valientes se encuentra Bassem Youssef, un joven médico convertido en periodista para animar un espacio de televisión (el viernes por la noche y se puede ver en Youtube, para quienes hablan árabe) que se llama ‘El Bernameg’ (o ‘El Programa’). Youssef confiesa qu para montarlo se inspiró en el popular e influyente norteamericano Jon Stewart, quien lo había invitado a su programa ‘The Daily Show’. Y así como lo hace Stewart, Youssef critica en forma humorística (e inteligente) a los Hermanos Musulmanes y a Mohamed Mursi recalcando los absurdos, las mentiras y contradicciones que cometen a diario. Es un espacio satírico y audaz pero que sigue saliendo al aire con un éxito arrollador. Al final de cada presentación Youssef se despide de su público poniendo en duda poder ‘divertirlos’ la semana que sigue. Otra crítica valiente es Sama el Masry, una joven -y bonita- mujer, graduada universitaria y muy culta que se ha convertido en bailarina para desafiarlo. Su vestimenta e interpretación de la danza del vientre resultan deliberadamente sensuales, con la clara intención de chocar. Además interpreta canciones que ella escribe y en las cuales llama a los Hermanos Musulmanes mentirosos, ignorantes, guaches y comerciantes de la religión. Sama el Masry está amenazada, pero dice que no la callarán y que seguirá criticando y denunciando. Entre los periodistas que se sumaron a la oposición se destaca Alaa el Aswani, otro médico convertido en escritor (El Inmueble Yacoubian) de fama internacional y columnista de gran prestigio. Hay que leerlo.