El legado de Obama
Faltan pocos meses para finalizar la administración Obama y los analistas evalúan...
Faltan pocos meses para finalizar la administración Obama y los analistas evalúan su legado. La mayoría lo dividen en dos partes, interna y externa, y coinciden en que la primera le es, quizás, más favorable. Un consenso que comparto plenamente aunque quiero destacar que Obama siempre me gustó por su inteligencia, seriedad y ecuanimidad. Con su familia proyecta una imagen amable, digna del cargo que ocupa. Comparado con los desconcertantes aspirantes a presidente de Estados Unidos que en este momento desfilan ante nuestros ojos, Obama luce como un ejemplo de respetabilidad. Sin embargo, lo vemos terminando su administración cuestionado y criticado. En la parte interna gana algunos puntos. Paul Kruger, Nobel de economía, los enumera en columna del NYT. Entre otros, elogia su manejo de la economía en tiempo de crisis cuando salvó los bancos y la financiación a empresas gigantes y el empleo a millones de norteamericanos logrando, mantener una cierta estabilidad en medio del caos que se apoderó del mundo. Y actualmente, la tasa de desempleo por debajo del 5%. Una hazaña. Krugman también aplaude su reforma en asuntos de salud pública que a pesar de sus fallas logró el cometido de cubrir al 90% de norteamericanos y residentes no asegurados. Finalmente, Krugman alaba el interés de Obama por el cambio climático y el medio ambiente incluyéndolos como prioridad de su gestión. Todo eso es cierto pero sólo en teoría. En la práctica las cosas no son color de rosa y la gente se queja del alto costo de la vida; de los bajos salarios; de la corrupción generalizada y legalizada a todo nivel; de la necesidad de batallar para ser atendidos por cuestiones de salud, de educación, de problemas laborales; por la enorme brecha económica y social que cada día se ahonda entre los horriblemente ricos y una clase pobre o media que no logra terminar sus fines de mes. Y por eso la rabia, la impaciencia y la violencia que se perciben entre la población norteamericana y se traduce con el fenómeno de un muy absurdo Donald Trump como candidato favorito a la presidencia gracias a sus promesas de Hacer America grande, otra vez y resucitar el sueño americano.Respecto a la parte de política externa de Obama las críticas se hacen cada día más alarmantes y severas. Y eso a pesar que haya matado a Bin Laden y otros líderes prominentes del terrorismo; que haya firmado un acuerdo con Irán con miras a controlar su peligrosas ambiciones nucleares; que haya reanudado relaciones con Cuba con miras a terminar el embargo que no consiguió nada positivo en seis décadas... Logros que -otra vez- lucen positivos en teoría, pero que en realidad no convencen. Sus críticos los consideran ingenuos, inoperantes y peligrosos. Sin hablar de los evidentes fracasos: en Afganistán donde los talibanes siguen firmes y muy activos después de 14 años de guerra; en Siria donde Obama tardó en intervenir y permitió que Rusia vuelva a entrar en el Medio Oriente después de décadas de tenerlo vetado; en Iraq o Libia donde retiró tropas creyendo poder liderar desde la barrera (lead from behin); en Europa cuando dejó que Putin se apoderara de parte de Ucrania; contra Isis y otros terroristas que a pesar de sus enérgicas advertencias hicieron metástasis y se expandieron por todo el Medio Oriente, Europa, Estados Unidos y África . En su equivocada política exterior Obama descuido a sus aliados tradicionales (Israel, países sunitas como Arabia Saudita, emiratos del Golfo, Egipto) para complacer a nuevos y dudosos amigos como Irán. ¿Cómo explicar tanta confusión? Obama lo hizo con una frase que se volvió etiqueta de su doctrina y es: Dont do stupid stuff (No haga cosas estúpidas) y que al parecer, en reunión privada la expresó de manera mas pueblerina, cambiando la palabra stuff por shit (mierda). Y así quedó...