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El enredo norcoreano

Corea del Norte ocupa el escenario internacional, con nuevas provocaciones y amenazas nucleares. Sus alardes bélicos incluyen pruebas de misiles balísticos y de bomba de hidrógeno entre otros, dirigidos de manera intensa contra sus vecinos y Estados Unidos.

20 de abril de 2017 Por: Liliane de Levy

Corea del Norte ocupa el escenario internacional, con nuevas provocaciones y amenazas nucleares. Sus alardes bélicos incluyen pruebas de misiles balísticos y de bomba de hidrógeno entre otros, dirigidos de manera intensa contra sus vecinos y Estados Unidos. ¿Hay que tomarlos en serio o seguir considerándolos como un ‘bluff’ calculado que el líder supremo norcoreano Kim Jong-un utiliza para llamar la atención? Con 34 años de edad, es el gobernante más joven del planeta y, según cuentan, es como un niño caprichoso; juega con trencitos y gusta disfrazarse de manera extravagante para sus apariciones públicas. Los medios internacionales lo han apodado “adolescente retardado” o “prolongado” y no le dan mucho crédito. Se equivocan. Kim Jong-un no sólo juega con trenes y se disfraza, sino que también elimina sin piedad a sus opositores (¿mató a su hermano?), y practica el ‘juego del átomo’ con el dedo puesto sobre el botón rojo, de manera irresponsable e irracional. Ante la apatía de la comunidad mundial, ocupada con otras prioridades, en poco más de una década, su peligroso juego lo llevó a disponer de armas nucleares cada día más sofisticadas y a punto de ser operacionales. Sus amenazas comienzan a inquietar seriamente.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca -no tan juvenil pero igualmente imprevisible, y a ratos irracional- le dio un giro radical al ‘problema norcoreano’, cuando Estados Unidos anunció que perdió “la paciencia estratégica” con Kim Jong-un, y que de ahora en adelante, hará lo necesario para frenar sus desafíos, y que están dispuestos tomar grandes riesgos en el intento. El mano a mano asusta.

En efecto, Kim Jong-un dejó de ser un chiste y se convirtió en una amenaza real para Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, y el mundo en general. ¿Por qué lo hace? Los expertos interpretan los ‘juegos con el átomo’ del líder norcoreano (una condena mundial unánime) como su manera de sobrevivir internamente, imponiéndose sobre una camarilla militar que quiere utilizarlo como una marioneta. También dicen que es su manera de insuflar miedo en la población, y encender un sentimiento ultra nacionalista que le ayuda a permanecer eternamente en el poder. A nivel internacional el ‘juego con el átomo’ le facilita ser tomado en cuenta en China y Estados Unidos, o simplemente existir en el escenario mundial.

Pero el juego ha tomado proporciones intolerables, incluso en China, país que sostiene a Corea del Norte económicamente pero comienza a pensar que sus excesos pueden causar mucho daño. Lo cierto es que Pekín siempre ayudó a Corea del Norte a sobrevivir, y nunca quiso que el régimen dictatorial de Pyongyang terminara, para evitar que algún día las Coreas se unan y se asocien con Japón en su contra. Los desafíos nucleares de Kim Jong-un también inquietan ya que obligarían a que Seúl y Tokio busquen dotarse de armas nucleares para defenderse. Por eso China se prestaría quizás a la solicitud de Trump de colaborar contra el peligro norcoreano.

Además, China atraviesa un momento económico difícil, su crecimiento disminuyó de manera significativa y Washington lo quiere aprovechar. La última visita del presidente chino XI Jinping y su esposa a la Casa Blanca, los mostró humildes y demasiado sonrientes, prueba de la voluntad de Pekín de seguir alimentando una buena relación con el país norteamericano, que es su principal socio comercial y cuyo aporte resulta vital.

En conclusión, China quiere que el régimen de Kim Jong-un sobreviva, pero que frene sus impulsos nucleares y se comporte, para no crear mayores problemas que los que actualmente tiene...