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El discurso de Trump

Donald Trump no es políticamente correcto. Dice lo primero que se le pasa por la cabeza sin medir las consecuencias, no le importa volverse contradictorio o incoherente.

21 de septiembre de 2017 Por: Liliane de Levy

Donald Trump no es políticamente correcto. Dice lo primero que se le pasa por la cabeza sin medir las consecuencias, no le importa volverse contradictorio o incoherente. Sin embargo, el discurso que pronunció ante la Asamblea General de la ONU hace un par de días pareció muy estudiado en cada una de sus palabras. Lo leyó cuidadosamente, sin mezclarle espontáneos comentarios y lo presentó como si fuera el programa oficial de su Gobierno. Toca tomarlo en serio.

La primera parte, relacionada con la política interna de Estados Unidos, fue corta y sin mayor relevancia. Trump se autofelicitó por la baja tasa de desempleo, el progreso en materia de ciencia y tecnología, la fortaleza de la bolsa y el óptimo manejo de los desastres de los huracanes. Pero rápidamente el tono cambió y se endureció cuando se enfocó en la política exterior y la emprendió contra enemigos cercanos y lejanos. Enumero los momentos más significativos.

Corea del Norte nos preocupa a todos y encabezó la lista. Después de darle un apodo a Kim Jong-un -lo llamó ‘rocket man’ (hombre cohete)- denunció la obsesión del líder máximo de Pyongyang con las armas nucleares a costa de la miseria, las hambrunas y la opresión que padece su pueblo, aislado del mundo y viviendo en un verdadero campo de concentración. Concluyendo que la única opción que tienen los Estados Unidos y sus aliados para tratar con semejante energúmeno es la desnuclearización total y sin demora del régimen norcoreano. De lo contrario, será atacado y totalmente destruido. Una inequívoca declaración de guerra.

Luego, en su discurso Trump pasó al gobierno de los ayatollah en Irán y que, según él, es un gran opresor: encarcela a los periodistas, ahorca a los homosexuales, persigue sin piedad a sus opositores y cada vez que puede, clama por la “muerte de América” y la destrucción del Estado de Israel. Además fomenta y patrocina el terrorismo a su alrededor. Por lo tanto, Irán no puede aspirar a un arsenal nuclear y Estados Unidos y el mundo lo impedirán anulando (o reformando) el acuerdo nuclear que la administración Obama y sus aliados firmaron con Teherán. Trump lo considera “vergonzoso”. De allí se refirió al régimen “criminal” de Siria, (que Irán apoya) y cuyo líder, Bashar al-Ássad, utiliza armas químicas contra su propio pueblo. También mencionó Isis (o el Estado Islámico) y los progresos que Estados Unidos y aliados registran en la guerra en su contra. Sobre el mismo tema surgió la reunión que sostuvo el Presidente norteamericano con Arabia Saudita y 50 líderes de países musulmanes para combatir al terrorismo del “islam radical”.

En su discurso, Donald Trump no se olvidó del continente latinoamericano y culpó a Cuba por no cumplir con las obligaciones de democratización adquiridas después de “normalizar” gran parte de sus relaciones con Estados Unidos, además exigió que lo hiciera so pena de volver a la política del severo embargo de antaño. Respecto a Venezuela, denunció al régimen “corrupto” de Nicolás Maduro, lo acusó de usurpar el poder con fraude electoral, de atentar contra los valores democráticos de los venezolanos y de hundir en la miseria más profunda a uno de los países de más ricos del Planeta.

Finalmente, Donald Trump nos hizo saber que Estados Unidos no cargará más que los otros gobiernos miembros con el financiamiento de entidades internacionales como la ONU y sobre el problema de los refugiados recomendó que fuera de responsabilidad exclusiva de los países vecinos a los originarios. Y advirtió que para su administración siempre será “America first”, es decir nacionalista absoluto. No resta sacar conclusiones sobre lo dicho...