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Me quedo en el Medio Oriente, siempre explosivo y difícil de comprender.Occidente...

31 de agosto de 2012 Por: Liliane de Levy

Me quedo en el Medio Oriente, siempre explosivo y difícil de comprender.Occidente se pregunta por qué la ‘Primavera Árabe’ cayó en manos de los islamistas: en Tunes, Libia, Egipto y pronto Siria, apenas se vaya Bashar el Assad. Por qué lo que comenzó como una revolución joven, moderna, intelectual, en busca de democracia, igualdad y libertad le abonó el terreno a los oscurantistas ultra religiosos que no esconden su voluntad de aplicar la ‘Sharia’ con sus leyes que remontan al Siglo VII.¿Cómo fue posible? Los occidentales no lo comprenden. Sin embargo, los analistas árabes -que penetran mejor la mentalidad de la región y que ahora pueden hablar al menos un poco más abiertamente que antes- lo explican con lujo de detalles. Según ellos los hilos de la ‘Primavera Árabe’ fueron rápidamente acaparados y manipulados por los gobernantes de Arabia Saudita, Qatar y demás emiratos, países petroleros con fondos ilimitados que utilizaron sin contar para apoyar a los islamistas de todos los países sublevados y conseguir que triunfen en las urnas. Con fraude incluido. Y aprovechando que políticamente eran los mejor organizados. Ante una ayuda tan poderosa y determinada, los ‘liberales’ que anhelaban modernismo y democracia quedaron liquidados. ¿Por qué Arabia Saudita, Qatar y demás emiratos apoyaron a los islamistas e invirtieron billones para asegurar su victoria? Simplemente para salvar su propio pellejo y evitar el contagio. El modernismo y la democracia los amenazan directamente. En cambio el islamismo -que ellos practican y propagan a ultranza- garantiza su supervivencia.El acoso sexual contra las mujeres es un tema vedado en Egipto. Y aunque siempre existió, últimamente se ha tornado en un problema mayor y una tortura para las mujeres que lo padecen sin compasión. Un informe de las Naciones Unidas reveló hace un par de años que más del 85% de las mujeres egipcias son víctimas de acoso sexual. En la calle, en los medios de transporte, en el trabajo... La mujer debe soportar ser tocada en sus partes íntimas, molestada, agredida y violada. Vimos escenas de brutales violaciones contra mujeres que se atrevieron a salir a manifestar en la Plaza Tahrir y contra reporteras extranjeras. Si las acosadas protestan o se quejan, todo el mundo les cae encima; ellas son las culpables porque salen de su casa y su puesto es en el hogar; o visten de manera indecente a pesar de que se tapan enteras y esconden su cabello para no encender el deseo masculino. En su mayoría lo hacen por voluntad propia; yo lo atribuyo al ‘Síndrome de Estocolmo’ que hace que la víctima se enamore de su verdugo y lo quiera complacer para apaciguarlo. De nada sirve. Los ‘psi’ tratan de explicar el fenómeno y coinciden en acusar las prácticas religiosas que se tornan inhumanas en un país pobre en el cual el hombre no encuentra trabajo y sólo se puede casar cuando llega a los 30 años porque no tiene los medios para hacerlo. Tampoco puede darse el lujo de pagar por tener sexo y le es terminantemente prohibido acercarse a una mujer fuera del matrimonio... Es sometido a un celibato forzado que le resulta insoportable y lo obliga a incurrir en conductas inapropiadas. El problema es serio y es tratado magistralmente en una película egipcia reciente cuyo titulo es ‘Las mujeres del bus 678’. La pueden ver en Youtube, con subtítulos en inglés.