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Vamos en bicicleta II

La columna pasada puse sobre la mesa la importancia de usar la...

10 de enero de 2014 Por: Laura Posada

La columna pasada puse sobre la mesa la importancia de usar la bicicleta como medio de transporte alternativo. No sólo por una cuestión ambiental, la necesidad de lograr ciudades autosostenibles o una mejor calidad de vida; también por una situación social y de economía. Las iniciativas puestas en marcha en países como Francia y EE.UU., así como el proyecto que emprendió Palmira, demuestran que las buenas prácticas, de la mano de políticas públicas, traducen en buenos resultados. Así, los desafíos para darle a las bicicletas la cabida y el respeto que merecen dentro de la urbe son tan grandes como imperiosos.El caso de Cali merecía capítulo aparte. Han pasado muchos años y administraciones a las que se les ha pedido especial atención y celeridad en el tema de ciclistas y ciclorutas. Las peticiones para que haya una voluntad permanente y exista una cultura de la bicicleta, por necesidad o disfrute, han sido en vano. La ciudad ha estado anestesiada y las acciones que se prometen terminan por no dejarse notar. Al menos no lo suficiente para una ciudad que cuenta con el clima y los espacios para estimular y multiplicar su uso. No lo suficiente cuando las pocas ciclorutas que existen no sólo no conectan con toda la ciudad, tampoco entre ellas. Varios de sus tramos, sino están deteriorados o inconclusos, están atravesados por caños y pastos. Desde el 2005 Cali cuenta con un Plan Maestro de Ciclorutas, cuya implementación ha sido lenta y vaga. Jorge Iván Ospina prometió 120 kilómetros y entregó un poco más de 30. Y aunque el Alcalde Guerrero dijo que retomaría y daría más prelación al Plan, las acciones y la participación que ha demostrado en este asunto es pobre. Ávidos de encontrar soluciones para los abandonados ciclistas caleños y a partir de una investigación de la Escuela de Salud Pública de Univalle sobre la bicicleta como medio de transporte en la ciudad, se creó una mesa de trabajo compuesta, además de esta Universidad –que posee los últimos datos cualitativos y cuantitativos- por La Ciudad Verde (organización que trabaja en el desarrollo sostenible de Colombia) y los colectivos Cicloamigos, Rodando y Cultura Bici. Su preocupación es real. Son incisivos ante la Administración y el Consejo en busca de una solución real para la movilización en bicicleta y han solicitado que tanto el ciclista como el peatón sean incluidos en el POT como parte esencial del sistema de transporte urbano en Cali. La mesa busca ser tenida en cuenta para la actualización del Plan Maestro de Ciclorutas y tiene planeado foros sobre ciclismo urbano y la creación de un observatorio del peatón y del ciclista para este año. Siquiera hay quién mueva fibras, pero los resultados de su gestión los han llevado a algunas reuniones de socialización con Planeación, sin mucho éxito. En una de ellas, les dijeron que el POT tenía contemplado 170 kilómetros de ciclorutas y que iba a incluir todos los sectores de la ciudad. Sin embargo, inquietan dos cosas: que uno de los comunicados en la página de la Alcaldía hable de un total de 100 kilómetros y que el POT no considera dentro de su propuesta al Oriente de Cali, donde se concentra la mayor población que usa bicicleta como principal medio de transporte. La clave es que la ciudad actualice e implemente el Plan Maestro de Ciclorutas con el fin de que todas las iniciativas de construcción de infraestructura física para el uso de la bicicleta se articulen. Además, se requiere intervenciones en la parte social, pues los accidentes y los robos son parte de los problemas que enfrentan quienes pedalean.El impulso de esfuerzos como los de la mesa de trabajo se pierde ante tantas inconsistencias. Cali está en deuda con muchos ciudadanos. Hasta ahora nadie, incluida la Administración Municipal, ha mostrado interés siquiera en conocer el valioso estudio que tiene la Univalle, desestimando lo que ocurre con los ciclistas caleños. ¿Cómo hacer para que voltee a mirar para este lado? Hay que planificar más que improvisar.