Vamos en bicicleta I

El uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo se ha convertido en un fenómeno masivo que responde no sólo a un tema social y de economía, también está asociado al desarrollo de las ciudades y, sobre todo, al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. Quizás el alemán Karl Drais, a quien se le atribuye la invención del velocípedo en 1817, jamás imaginó que su creación se convertiría en un objeto tan preciado ni que generaría toda una cultura a su alrededor. Son varios los países que vienen experimentando transformaciones urbanas, que muestran la bicicleta como un atractivo mayor frente a otros vehículos. Asimismo, son muchos los gobiernos que, motivados por las buenas prácticas como factor de progreso y sostenibilidad, le han apostado a la generación de políticas públicas que incentivan su uso. La conciencia por el bienestar y el medio ambiente es una apuesta fuerte y prioritaria en ciudades como Francia, en donde el Ministerio de Transporte anunció que las empresas promoverán el uso de la bicicleta pagándoles a sus trabajadores 21 céntimos de euro por kilómetro recorrido. Es así que durante el 2013, en Europa, se vendieron más que los carros. Nueva York también ha revolucionado en su apuesta y ha empezado a demarcar ciclorutas en las mismas vías vehiculares, con elementos naturales y económicos –como materas. Además vinculan a los ciclistas con la actividad comercial de la ciudad –en Brooklyn se ofrecen descuentos a quienes llegan a sus tiendas en bicicleta. Por su parte, en Colombia, los proyectos sobre el uso de la bicicleta se han desarrollado de forma aislada y precaria. Bogotá y Medellín emprendieron iniciativas de alquiler de bicicletas públicas, esfuerzos que, aunque son de valorar, se han quedado en meras intensiones y hoy ni suenan ni truenan. Sin embargo, existen proyectos que se han desarrollado de forma consistente y con miras a resultados a largo plazo. Es el caso de Palmira, que de la mano de cuatro de sus secretarías viene estructurando hace varios meses la campaña ‘Palmira, vamos en bici’. Se funda en cuatro pilares esenciales: movilidad (descongestión vehicular), cultura (reactivar su tradición bicicletera), salud (actividad física como prevención de enfermedades crónicas) y medio ambiente (persistencia en las estrategias sobre cambio climático por las cuales ya han sido reconocidos, así como un desarrollo urbanístico ecológico). La campaña, acompañada de ajustes en las políticas públicas, ha tenido varias actividades, además de elaborar un completo Manual del Ciclista, para reforzar la importancia y los beneficios de usarla, así como generar cultura ciudadana. Este proyecto consta de cuatro etapas. La primera es la creación de bicirrutas; la segunda y la tercera tienen que ver con la sensibilización y la adecuación de la infraestructura vial y empezará a principios de 2014; y la etapa final, que se espera marche para el 2015, es un sistema de implementación de bicicletas públicas. Son conscientes de que el proceso es largo, lento y que requiere de un acompañamiento permanente, por lo que la campaña de sensibilización no parará hasta que termine la última fase. La respuesta de los habitantes ha sido bastante positiva y tanto la relevancia y consistencia del contenido, como la creatividad con la que se ha transmitido, ha llevado a que países como Brasil y España quieran replicar las experiencias vividas en Palmira hasta el momento. Estos proyectos deben servir como referente para adoptar la bicicleta como parte de nuestra vida cotidiana. Por eso, emular los ejemplos de estas tres ciudades sirve como punto de partida para que el resto del mundo forje mayores desafíos en esta materia.***Paréntesis: La muerte de Antonio Caballero deja un gran vacío en el mundo del periodismo. La pasión, minuciosidad e irreverencia que marcaron su trayectoria serán, sin duda, un significativo legado para las generaciones de profesionales que venimos detrás. Muy triste la partida de un colega que siempre despertó admiración.