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Construcción destructiva

En el sector de Bellavista, en medio de imponentes edificios, hay un...

22 de enero de 2016 Por: Laura Posada

En el sector de Bellavista, en medio de imponentes edificios, hay un espacio verde –para la mayoría de los caleños quizás imperceptible- que resulta de gran importancia, sobre todo, para quienes habitan en la zona. Es un lote boscoso, lleno de árboles de mango y aguacate, de chiminangos y ficus; un lugar que acoge iguanas, ardillas y diversidad de pájaros. Este hábitat natural que se ha mimetizado con lo urbano, supone sin duda un pequeño pulmón que, desde hace muchos años, la comunidad misma se ha encargado de preservar con vehemente disposición. Pero de repente, lo que ese lugar solía ser y representar no es más que un cuadro difuso ante la realidad. No hay ningún rastro de animales, tampoco se oyen los pájaros y una gran mayoría de los árboles tienen signos ostensibles de maltrato y deterioro, otros incluso fueron arrancados de raíz. El paisaje cambió de forma drástica. Hoy se observa sucio, erosionado e infértil por cuenta de la obra del edificio Coral 19-26, de la constructora Artefacto, a quienes los vecinos del sector le reclaman por trasgredir una zona con un importante potencial ambiental. Ese lote, ubicado en la Calle 8 Oeste, entre carreras 4 y 6, está siendo utilizado para la entrada y salida de volquetas, retroexcavadoras y motosierras. Y no sólo se ve la construcción de unas escaleras en cemento para el paso de obreros, también se nota el desperdicio de agua y el basurero generado por los escombros y residuos de materiales. Hasta ahora sin soluciones tangibles ni a la vista, los vecinos de algunos edificios de ese sector de Bellavista le trasladaron al Dagma su denuncia y preocupación. Enviaron la petición y adicionalmente adjuntaron fotografías de los daños que se han causado, muchos de ellos irreversibles. Sólo después de varias semanas recibieron respuesta, una bastante escueta, en donde dictan la instrucción de todo lo que debe realizarse, entre miles de preguntas, llamadas, papeleos y vueltas. Por teléfono piden paciencia y tranquilidad, también que existe un compromiso de organizar el terreno. Toda una tramitología paquidérmica e ineficiente, mientras el lote se desmorona y se acaba y nadie hace nada. Pero este es el panorama y cada vez se acentúa más. ¿Cómo va la constructora a reparar y compensar los daños ocasionados a la fauna y flora? ¿Cuándo va a empezar a sacar los escombros? ¿Qué tanto es oída, qué tanto peso tiene y qué garantías se le dan a la ciudadanía que denuncia estos casos? ¿Cuál es el compromiso del Municipio y de las autoridades ambientales en controlar este proceso? ¿Hay sanciones? La relación entre crecimiento y sostenibilidad seguirá siendo uno de los grandes retos de Cali. Si bien esa es la dirección hacia la que le está apuntando, el Municipio debe ejercer más rigor en este tema, responder de forma oportuna y procurar acciones inmediatas. El ecosistema se desangra y no hay tiempo qué perder. Acabar con los pulmones de la ciudad, cualquiera que sea, es atropellar –y antentar- nuestra propia existencia.***Paréntesis: En mi cuenta de Twitter (@lauraposadasuso) pueden ver algunas fotos del deterioro que ha sufrido el lote en Bellavista. Juzguen ustedes.