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Las cárceles ¿para qué? 188895

Los informes publicados en los últimos días acerca del estado en que...

26 de marzo de 2013 Por: Mario Fernando Prado

Los informes publicados en los últimos días acerca del estado en que se encuentran los presos en nuestros país, incluyendo los de Villahermosa -antes Villanueva- en Cali, producen ganas de vomitar.No es posible seguir con ese hacinamiento inhumano de miles de personas que han sido detenidas -justa e injustamente- para que paguen unas condenas y supuestamente se rehabiliten en tales centros carcelarios que son una total vergüenza y en los que no hay forma de reintegrarse a la vida normal.Y es que quienes llegan a esos reclusorios están condenados a reincidir en el delito, a prepararse para cuando salgan volver, perpetrar sus actividades delincuenciales y, mientras ello sucede, a vivir como animales en cautiverio a expensas de los más bajos instintos.El drama kafkiano que padecen nuestras cárceles es otra prueba más de la ineficiencia de nuestra Justicia en la que mientras hay magistrados que devengan salarios más altos que los que se embolsillan mensual y religiosamente nuestros padres de la Patria, cientos de compatriotas sobreviven en medio de sus propias heces, enfermos sin esperanzas, dedicados al alcohol, a las drogas y al homosexualismo indiscriminado.Viendo las fotos de esos hacinamientos, ¿ustedes creen que hay rehabilitación posible? Quienes allá ingresan, salen -si es que pueden hacerlo- peor de lo que entraron.¿Para qué entonces las cárceles, concebidas como tales?Es más: son más los reclusos que ingresan diariamente que los que son dejados en libertad y cuyo trámite, una vez expedida la orden de excarcelación, puede demorarse hasta un mes.Así las cosas, estamos frente a otra bomba de tiempo que va a colapsar en cualquier momento y solo cuando haya docenas de muertos y los organismos internacionales de derechos humanos pongan el dedo en la llaga, se vislumbrará un asomo de solución.Sin embargo, se habla de reformas a la justicia y las altas cortes pareciera que vivieran en los países nórdicos, de espaldas a lo que sufren nuestros compatriotas en una desigualdad francamente oprobiosa.En tanto, el dios dinero es lo único que impera en nuestros establecimientos carcelarios. Allí, el billete todo lo puede y es posible desde cambiar de pabellón hasta comprar sexo, desde tener cama y colchón hasta gozar de celular y comer pollo y pasarlo con un cachito, un pase o un amarillo de Escocia.El Inpec, dirigido por un ilustre policía, amigo además, es mucho lo que tiene y debe decir acerca de lo que se ha descubierto en las cárceles a su cuidado y las medidas que de manera inaplazable deben tomarse.El general Ricaurte, tiene pues la palabra.***PD 1: Preocupantes las encuestas sobre el alcalde Guerrero. Eso de que este pisándole los talones a Petro es un contrasentido. Hay que hacer algo y ya porque si no se pueden perder los cuatro años de su administración.PD 2: Falso que hayan asaltado al restaurante Platillos Voladores.

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