La seguridad es la prioridad

El ataque del Estado Mayor Central, EMC, comandado por ‘Iván Mordisco’, en el que dispararon contra indígenas nasas en Toribio, llevó a que el presidente Petro ordenara suspender desde el 20 de marzo, el cese del fuego con ese grupo guerrillero en Cauca, Valle del Cauca y Nariño, al tiempo que se fortalecieron las dudas sobre si realmente el EMC tiene voluntad de paz.

Estas graves agresiones a la comunidad indígena, demuestran abiertamente el poco compromiso que tienen con el proceso de paz, por no decir que es ninguno.

La tregua con las disidencias de las Farc comenzó sin una verificación claramente establecida. Era indispensable hacerlo para evitar los incumplimientos y los aprovechamientos para fortalecerse. Razones suficientes hay para la precaución. Es que las disidencias han sido la organización guerrillera que más veces ha violado las treguas. Son la principal causa de la criminalidad en el suroccidente del país.

Al gobierno le ha faltado firmeza frente a los grupos armados ilegales que, no obstante sus declaraciones de apoyo al proceso de paz, siguen extorsionando, reclutando menores, con el negocio del narcotráfico y secuestrando, entre otros delitos. Existen duros cuestionamientos desde las regiones en el sentido que hasta ahora no han dejado de sentir la violencia que generan las bandas criminales. Es fundamental la desmovilización de estas estructuras para devolver la paz a los departamentos que están padeciendo este flagelo.

Los diálogos de la Paz Total, que han implicado entregarles una buena parte del país a las organizaciones ilegítimas, empezaron en La Picota durante la campaña presidencial de Petro. Hoy el país está en una crisis de seguridad sin antecedentes en la historia reciente con índices de secuestro, extorsión y narcotráfico no vistos desde hace muchos años. Para completar, se tiene un Ministro de Defensa que ha tenido replegada y maniatada a la Fuerza Pública.

La actual situación de Colombia, en materia de seguridad y orden público, es muy grave y no muestra señales de mejoría. Las intenciones del presidente Petro de lograr la Paz Total, se ven frustradas por la actividad de las organizaciones criminales que no tienen ninguna voluntad ni propósito sincero de dejar de delinquir. El gobierno sí debe seguir buscando la paz, pero sin perder la autoridad.

Lo que está pasando actualmente con el orden público es realmente desastroso. La paz no se puede construir consintiendo a los delincuentes, otorgándoles todas las prerrogativas. A estos no se les puede nombrar gestores de paz para que no los persigan las autoridades. La generosa mano tendida por el gobierno a los criminales y vándalos, no puede dar lugar a beneficios que desafortunadamente han sido la constante en la política de la fracasada Paz Total. A los transgresores de la ley se les castiga, no se les premia.

La decisión de ayudar a los malhechores está dejando la sensación a los colombianos de que a los ilegales les va mejor que a quienes se han comportado correctamente y obrado bien durante toda su vida, y que de nada vale cumplir con la ley. Quienes delinquen tienen en este gobierno un tratamiento preferencial y lo está haciendo sin pedirles nada a cambio.

Los ciudadanos nos encontramos desalentados por los sicarios, los ladrones y por toda clase de bandas de delincuentes que nos acechan, por lo que exigimos respuestas contundentes de las autoridades. La prioridad no puede ser otra que recuperar la seguridad. La gente ya está cansada de tanto anuncio, de tantas promesas incumplidas y de tan pocos resultados obtenidos. La seguridad es el problema más importante que enfrentan las ciudades en estos momentos.