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Uribe, otro tiro por la culata

Le salió mal a Uribe el ataque a Daniel Samper Ospina. Tuvo que salir a explicar que cuando acusó al periodista de “violador de niños” no se refería exactamente a “violaciones”, ni a “niños”.

20 de julio de 2017 Por: Julio César Londoño

Le salió mal a Uribe el ataque a Daniel Samper Ospina. Tuvo que salir a explicar que cuando acusó al periodista de “violador de niños” no se refería exactamente a “violaciones”, ni a “niños”. Luego lo acusó de hacer “pornografía infantil” desde la dirección de la revista Soho, “publicando fotos obscenas de niñas de 13 años”, pero ya se demostró que las modelos más jóvenes que han posado para la revista tienen 16 años y lo hicieron con autorización escrita de sus padres, y que las fotos no eran obscenas, como no ha sido nunca ese el estilo de la revista.

La reculada de Uribe le evitará problemas en los estrados judiciales, pero no ante la opinión pública. Periodistas de derecha como Gurisatti y conversas recientes como Vicky Dávila rechazaron los irresponsables trinos de Uribe, y hasta su alfil Iván Duque salió a defender a la libertad de prensa. También repudiaron los trinos María Elvira Domínguez, María Elvira Bonilla, Diego Martínez, Daniel Coronell, Vladdo, Julio Sánchez Cristo, Juanita León, Alejandro Santos, Darío Arizmendi y Rodrigo Uprimny, entre una larga lista de personalidades del país.

Daniel debe cuidarse porque es el humorista con más audiencia, y el último periodista que tuvo ese rating, Jaime Garzón, fue asesinado por la ultraderecha para enviarle un mensaje de intolerancia a la sociedad colombiana. No se puede descartar que hoy, cuando el país vuelve a vivir momentos de intensa polarización, a alguien le dé por reenviarnos mensajes macabros. A Garzón lo mataron porque era un símbolo y sabía poner el dedo en la llaga. Daniel también se está convirtiendo en un símbolo y su ironía tiene un tino letal. Por esto es un blanco perfecto para esos santones que detestan el humor, y para la “mano negra”, cuya puntería no es menos letal.

Cuando unos matones del islam asesinaron a varios periodistas del semanario satírico Charlie Hebdo, algunos justificaron la masacre diciendo que “el humor debía ser respetuoso”. Nada más absurdo. La caricatura política, y eso es lo que hace Daniel en sus columnas de opinión, se construye con irreverencia, exagerando rasgos físicos, llamando honrado al senador y ebanista al de la motosierra. Exigirle “respeto” a un humorista es como pedirle ternura a una prepago, responsabilidad social a los bancos, argumento al porno o ideología a los carteles. O verdades al Centro Carismático de la Posverdad.

Daniel Samper es un profesional de Estudios Literarios de la Javeriana y tiene un posgrado en Literatura Latinoamericana de Harvard.

Entre sus publicaciones se destaca Crónicas, una compilación con el sello Aguilar de textos publicados en Soho y escritos por las mejores firmas del país, que se ha vuelto una referencia obligada en las escuelas de periodismo de Hispanoamérica. Su columna es una de las más leídas y sus videos sobrepasaron la cifra del medio millón de visualizaciones.

De manera que Uribe no sabe con quién se mete. O quizá sí. Quizá es porque conoce estas cifras que intenta neutralizarlo con su método favorito, el desprestigio. Consciente de que es imposible refutar algunas de las acusaciones de los periodistas, Uribe toma el camino más corto: les descubre pecados. O se los inventa, como acaba de hacer con Daniel. Pero no le funcionó esta vez. Le ha funcionado contra sus enemigos políticos, todos con rabo de paja (¿Odebrecht? ¡Más vos!). Pero meterse con un hombre honrado y talentoso como Ospina es otra cosa y Uribe lo está aprendiendo con esta dura lección.

Sigue en Twitter @JulioCLondono