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Un incidente en Icetex Cali

Ojalá los organismos de control y las veedurías le pongan el ojo al Icetex, no vaya a ser que se esté incubando allí otro chanchullo billonario y tengamos que llorar mañana sobre la leche derramada, cuando ya sea tarde, se hayan producido miles de deserciones de las universidades por el incumplimiento en los giros y estén hechos trizas los sueños de miles de jóvenes colombianos.

22 de marzo de 2017 Por: Julio César Londoño

El martes fui a hacer un trámite en la oficina de Icetex en Cali, carrera 100 con calle 13A. Cuando llegué, 8:15 am, había 17 personas haciendo fila en el andén porque las puertas estaban cerradas contrariando el aviso del horario de atención: 8:00 am - 4:30 pm. Al ser interrogado por los usuarios, el guarda de la oficina respondió que estaban “regulando la entrada”, pero la verdad es que no dejaban entrar a nadie. Todas las sillas de la sala de espera estaban vacías y los empleados tomaban café y discutían sobre la coseidad de la cosa. A veces salían funcionarios y nos decían que en cinco minutos abrirían la puerta, que ignoraban el motivo del retraso, que era una orden de la gerencia, nos interrogaban sobre el objeto de nuestra visita y tomaba notas juiciosas en sus cuadernos.

A las 8:45 un usuario se calentó. Era un joven negro y alto, fornido, andaba en muletas y hablaba recio pero se expresaba muy bien, mucho mejor que los funcionarios. A los 8:55 llegó una patrulla. Al principio los policías se pusieron de parte de Icetex pero cuando escucharon nuestros argumentos y vieron las vacilaciones de los funcionarios, ya no supieron qué partido tomar.

Luego llegaron otros jóvenes negros y los ánimos se caldearon. Acosado por nuestras preguntas, un funcionario dijo que la gerente dijo “que no porque no”, pero un policía me susurró que ella temía una toma de las oficinas por esas fuerzas oscuras que vociferaban en la calle. En realidad la puerta se podía franquear con facilidad y, de haberlo querido, las fuerzas oscuras habrían entrado aprovechando las frecuentes salidas de los funcionarios.

A las 9:17 se parqueó sobre la carrera 13A un camión de la Policía encarpado.

A las 10:05 un muchacho repartió volantes. El panfleto, firmado por “Estudiantes Beneficiarios del Fondo”, resalta en mayúsculas fijas los derechos de las “Comunidades Negras” y denuncia que el Icetex no les ha girado a los beneficiarios del Fondo Condonable los desembolsos del primer semestre de 2017, que solo lo hará a partir de la segunda semana de abril y que ya anunció un recorte presupuestal del Fondo para el segundo semestre del año. Entonces pensé que a lo mejor la gerente tenía razón y quedé tan confundido como los policías. ¿Se traían algo entre manos los morenos, o es que también los dineros del Icetex se están desviando, como los de Colciencias, para pavimentarle el camino a la presidencia a Germán Vargas?

En cualquier caso, los funcionarios manejaron con mucha torpeza el incidente. Los usuarios, negros o carapálidas, merecen respeto. Si se temía una toma, debieron cerrar la oficina en lugar de darnos respuestas dilatorias y timoratas. Los reclamos se atienden con seriedad y razones claras, no con policías. La fuerza debe ser el último argumento, no el primero. El martes, la cosa no pasó a mayores gracias a la ecuanimidad de los usuarios y de la Policía. La próxima vez puede haber una desgracia.

Ojalá los organismos de control y las veedurías le pongan el ojo al Icetex, no vaya a ser que se esté incubando allí otro chanchullo billonario y tengamos que llorar mañana sobre la leche derramada, cuando ya sea tarde, se hayan producido miles de deserciones de las universidades por el incumplimiento en los giros y estén hechos trizas los sueños de miles de jóvenes colombianos.

P.D.: ¿Quién diseñó el conmovedor monumento a las refinerías que engalana la Plazoleta Jairo Varela? ¿Un ingeniero de minas? ¿El amigo de un concejal? ¿El concejal en persona?

Sigue en Twitter @JulioCLondono