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¿Qué pasa en Coomeva?

La señora GLC, afiliada a Coomeva Prepagada y a su EPS, tiene...

22 de agosto de 2013 Por: Julio César Londoño

La señora GLC, afiliada a Coomeva Prepagada y a su EPS, tiene 97 años, es hipertensa y padece de hipertiroidismo, estenosis aórtica, osteoporosis severa, mastoiditis bilateral, bloqueo atrio-ventricular de primer grado, Epoc, visión y audición muy deficientes, equilibrio precario, limitaciones motrices, alzhéimer y enfermedad CV isquémica crónica. Por esto, y porque vive sola con un hijo anciano, tenía auxiliares de enfermería 24 horas al día, asistencia lograda vía tutela, ya que Coomeva negó de manera reiterada la prestación del servicio. La paciente gozó del servicio durante un año, hasta que una junta (en realidad una encerrona) de fisioterapistas y una gerontóloga determinó que la paciente era independiente y se podía valer por sí misma, y le redujeron el servicio a 6 horas diarias. Fue claro que la gerontóloga obedecía órdenes superiores, presionó a los terapistas y adulteró de manera criminal la Tabla de Barthel (que mide el grado de independencia de un paciente), manipuló burdamente la Escala Downton (que calcula el riesgo de una caída del paciente) y desconoció los informes del médico tratante, de dos médicos internistas (uno de ellos de la propia Coomeva), de las auxiliares y de los mismos terapistas. Hay que reconocer, en su defensa, que la vergüenza de los terapistas era notoria y que la presión a que estaban sometidos fue demasiado evidente. El anciano puso la situación en conocimiento de una juez, que acaba de dictar sentencia de desacato de tutela contra Coomeva. La señora ARL fue hospitalizada en la Clínica Palma Real de Coomeva en Palmira con dolores agudos por probable sinusitis aguda el jueves pasado. El esposo, un psicólogo, sostiene que le negaron el servicio de interconsulta con un otorrino, que el médico general no entraba a las habitaciones (solo hojeaba las historias clínicas en la ‘isla’), que no hay neurólogo en la clínica y que el radiólogo va una vez por semana, ¡falencias increíbles en esa imponente y bonita clínica de nivel III! A pesar de que el dolor persistía, dos días después la señora fue dada de alta sin un diagnóstico claro. Como quien dice, ¡jódase! Yo hice, en mi calidad de socio de Coomeva, averiguaciones para un préstamo y encontré que sus tasas de interés eran (y siguen siendo) más altas que las del banco más voraz. ¿Qué clase de ‘cooperativa’ es esta? ¿No les da vergüenza ser más rapaces que los bancos? Hay que dejar en claro una cosa: estos no son casos aislados. La mala atención, la cantidad de exámenes y procedimientos no autorizados, la burocracia, la tercerización y la capitación a destajo con sus profesionales y la inhumanidad con sus pacientes, son tan rutinarios en Coomeva que han producido una desbandada de afiliados hacia otras entidades de salud. Para los que hemos sido bien atendidos en Coomeva muchas veces y le hemos confiado la salud de nuestras familias, para los vallecaucanos que estábamos orgullosos de tener una cooperativa de su antigüedad, dimensión, filosofía y calidad, la situación actual es muy preocupante. ¿Qué pasa en Coomeva? ¿Es una entidad seria o una pirámide de mala muerte? ¿Tienen algún plan de contingencia sus decenas de costosos ejecutivos? ¿Dirá algo algún día la Superintendencia de Salud o esperará que quiebre para intervenirla a las carreras?