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Entre el ridículo y la infamia

Las declaraciones y las maniobras del régimen venezolano oscilan entre el cinismo y el crimen, entre el ridículo y la vulgaridad. Repasemos algunos de sus momentos estelares.

12 de julio de 2017 Por: Julio César Londoño

Las declaraciones y las maniobras del régimen venezolano oscilan entre el cinismo y el crimen, entre el ridículo y la vulgaridad. Repasemos algunos de sus momentos estelares.

Cuando se irrita, Maduro repite que armará 500.000 civiles para reprimir las protestas, y cuando se sosiega afirma: “Si no podemos triunfar con votos lo haremos con las armas”. Antier, Adán Chávez, ministro de Cultura y hermano del nefasto difunto, repitió la amenaza, mejor, la consigna que cumple en las calles hace cien días la Guardia Nacional.

Cuando un manifestante se desnudó en las calles de Caracas para mostrar los impactos en su cuerpo de los perdigones de la Guardia Nacional, Maduro comentó públicamente: “La tiene chiquita”.

Roy Chaderton, exembajador de Venezuela en la OEA y encargado de Asuntos Internacionales, dijo, sonriendo a las cámaras de Zurdaconducta: “Cuando un proyectil atraviesa el cráneo de un cerebro escuálido, suena hueco” (escuálido es sinónimo de opositor).

Una de las canciones de marcha más líricas de los soldados venezolanos repite: “Haremos cuchillos de acero/ pa’ degollar guarimberos” (guarimbas son las barricadas de los manifestantes).

Al vicepresidente Tarek El Aissami, el FBI y la Interpol lo señalan de ser la conexión latinoamericana de la organización terrorista chiíta Hezbolá.

El 28 de junio el coronel Vladimir Lugo Armas sacó a empellones de la Asamblea a su presidente Julio Borges. Estaba furioso porque Borges le impidió ‘sembrar’ armas en la Asamblea, un ardid para enlodar a los diputados. Lugo está sindicado de secuestro extorsivo y asesinato de varios empresarios venezolanos, entre estos los hermanos Fadul.

El 5 de julio, Lugo permitió que un grupo de chavistas armados entrara a la Asamblea y humillara y maltratara durante ocho horas a varias decenas de diputados, cinco de los cuales resultaron heridos.

El 29 de marzo, el Tribunal supremo de Justicia, TSJ, resolvió desconocer a la Asamblea Nacional. Fue el punto de quiebre. El mundo entero rechazó ese “golpe de Estado”, la fiscal Luisa Ortega declaró roto el hilo constitucional y desde entonces la gente está, emputada, en las calles. El presidente del TSJ, Maikel Moreno, pagó dos años por el homicidio de una mujer en el sur de Venezuela en 1987, recibió un beneficio procesal, quedó en libertad y se reincorporó al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin, la ‘mano negra’ del negro régimen. En 1989 resultó involucrado en el homicidio de Rubén Gil Márquez en una balacera en Caracas. Fue absuelto en un proceso irregular pero retirado del Sebin.

Presidente del partido de gobierno, Psuv, ministro plenipotenciario y jefe de los colectivos paramilitares motorizados, Diosdado Cabello está señalado por la CIA como el jefe del Cartel de los Soles, una organización criminal dedicada al narcotráfico y al contrabando de gasolina y alimentos a gran escala.

La última payasada de la bota venezolana fue destituir a la fiscal y remplazarla por una marioneta, Katherine Harrington, que intentó ingresar en dos oportunidades a la Fiscalía pero se lo impidieron los funcionarios. Al fin entró en el maletero de un carro pero fue descubierta por el personal de seguridad y expulsada en medio del abucheo de todos los funcionarios de la Fiscalía. ¿Así o más ridícula?

No hay gobierno de la historia latinoamericana, africana ni asiática con un prontuario más surtido que el del chavismo, y nadie, ni siquiera el dúo Trump-Cabal, excreta más barbaridades por segundo que sus funcionarios.

Sigue en Twitter @JulioCLondono