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Para una mejor sociedad

El país sí cuenta con un tejido empresarial fuerte cuya productividad hay que impulsar disminuyendo el ‘costo’ país y sembrando confianza en la actividad empresarial.

15 de abril de 2022 Por: Julián Domínguez Rivera

Siendo la información la base de las buenas decisiones, es muy peligroso que en la coyuntura actual se utilicen de manera falsa o especulativa, para convertirla en pivote de la contienda política.

El peor camino que como ciudadanos podemos seguir es atender a quienes quieren destruir la confianza colectiva con falsa información para obtener el favor electoral. Con el futuro del país no se juega, razón por la cual más allá de un concurso de ‘popularidades’, de ‘hartazgos’, o de ‘fórmulas mágicas’, una elección demanda persistir en una senda que nos permita superar las problemáticas que toda sociedad debe enfrentar.

Por el lado empresarial, sin duda el foco, en un país como Colombia donde el 98% de ellas son micros y pequeñas, es mantener el nivel de reactivación con las buenas bases que han sido sembradas.

Por ello, el objetivo es despejar el panorama político para construir un camino realista y objetivo, a través de propuestas serias que permitan el crecimiento productivo y la generación de empleo de calidad, a través de fomentar el empresarismo y la libertad económica.

Un tema clave es seguir propiciando políticas públicas y acciones privadas para alcanzar una mayor supervivencia empresarial, no lo contrario. Al mismo tiempo, lograr un mayor crecimiento de las unidades productivas, extendiendo la dinámica de un núcleo de 249 mil empresas que hemos identificado, de las más un millón seiscientas mil formales que tiene Colombia, que cuentan con cuatro características esenciales: crecen a dos dígitos, son altas generadoras de empleo, tienen una supervivencia mayor y pertenecen a clústeres empresariales, que son conjuntos de empresas de un mismo sector que colaboran y compiten entre sí.

Esas cuatro condiciones nos muestran que el país sí cuenta con un tejido empresarial fuerte cuya productividad hay que impulsar disminuyendo el ‘costo’ país y sembrando confianza en la actividad empresarial.
Asimismo, que debemos seguir propiciando la movilidad empresarial, para que esa gran masa de micros y pequeñas empresas se conviertan en medianas o grandes.

Hemos venido consultando a nuestros empresarios los aspectos críticos para que ello se produzca y nos han señalado dos claves: el acceso a capital de trabajo y a crédito de supervivencia.

Afortunadamente, instituciones como Bancóldex, a través de programas de neocrédito se han puesto las ‘botas’ para innovar en formas de financiación para el micro y pequeño empresario, con montos de hasta 120 millones de pesos y condiciones de plazo, gracia y tasas más favorables. Lo que requiere nuestro país con urgencia es esa mezcla de innovación y de oportunidades a través del acceso al crédito para mantener la reactivación en un año con varios frentes de incertidumbre.

Menciono lo anterior porque, así no sea tendencia en redes sociales, capturadas por los negativismos, la noticia ‘show’ del día o el cálculo político, es un claro ejemplo de que en nuestro país las instituciones públicas y privadas hacen la tarea por el crecimiento empresarial y el bienestar social. Este es el camino, dudo que exista otro, de tener una mejor sociedad.

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