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Oportunidades del mercado de valores

Uno de sus retos actuales es la expansión del mercado como plataforma para el impulso de las micro, pequeñas y medianas empresas del país que son el 99% de las 1,6 millones unidades productivas existentes...

3 de mayo de 2019 Por: Julián Domínguez Rivera

La celebración de los 90 años de la Bolsa de Valores de Colombia -BVC- es una excelente coyuntura para que el país profundice en nuevas formas de financiamiento para sus empresas, sobre todos las más pequeñas, a través del mercado de valores, por medio de mecanismos de fácil acceso que permitan a los emprendedores el contacto con inversionistas, para obtener el capital que requieren para su crecimiento.

La BVC se cimentó sobre las fortalezas de las tres bolsas que la conformaron: Bogotá, Medellín y Occidente, cuyo proceso de integración fue muy exitoso y partió de la base de construir sobre las potencialidades que cada una tenía.

La de Bogotá, su larga tradición y un mercado consolidado a lo largo de los años como principal centro financiero del país; la de Medellín, que contaba con un mercado accionario intenso fruto de la cultura de asociatividad característica de los antioqueños; y la de Occidente, la más joven, que tenía fortalezas importantes en títulos de renta fija, como CDT y bonos y en la atracción de nuevos emisores y acciones al mercado.
Lo mismo que su condición pionera en materia de un mercado electrónico, gran innovación si se tiene en cuenta que se pasó del tradicional ‘corro’ de negocios, en donde las operaciones se hacían de viva voz, a desmaterializarlas a través de una red virtual que permitía mejorar las condiciones de simultaneidad y de asignación de precios.

Una vez la Bolsa estuvo integrada, trazó una estrategia muy ambiciosa de promoción del mercado, ampliación de los títulos negociables creando, por ejemplo, mercados de futuros y de divisas, y ampliando y modernizando instrumentos tecnológicos para facilitar el acceso de emisores de valores, clientes e inversionistas, a lo cual ha contribuido de manera fundamental el Depósito Centralizado de Valores -Deceval-, hoy día integrado a la Bolsa, lo mismo que las Cámaras de Compensación.

Uno de sus retos actuales es la expansión del mercado como plataforma para el impulso de las micro, pequeñas y medianas empresas del país que son el 99% de las 1,6 millones unidades productivas existentes en Colombia.

El bajo acceso al crédito es uno de los principales problemas de este segmento, que requieren capital para ampliar capacidades, adquirir competencias, mejorar estructuras productivas y gerenciales, entre otros, y así poder reducir la brecha de productividad o alcanzar las metas que les permita posicionarse.

Un mecanismo es vincularlas al mercado de valores, con el fin de captar inversionistas que le apuesten a las mipymes y a ‘starup’ como trampolín para desarrollar su potencial de crecimiento acelerado.

De esta manera, se evita que las empresas ‘mueran en el intento’ o se vean obligadas a recurrir a fuentes inapropiadas de financiación para poder apalancarse en su etapa inicial, endeudándose con prestamistas informales que ofrecen créditos a muy corto plazo y elevadas tasas de interés.

De ahí la importancia de buscar mecanismos que permitan ampliar el acceso al crédito. La Bolsa de Valores es un medio formidable de apalancamiento empresarial, para lo cual se requiere que emprendedores e inversionistas cuenten con una mayor información sobre el mismo.

De esta manera, la Bolsa consolidará su papel clave en el crecimiento de la economía, al canalizar importantes recursos para la inversión y el fortalecimiento empresarial que es, en últimas, sinónimo de bienestar también para la sociedad.

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