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Ciudades

Es paradójico que mientras el país busca a través de la firma...

29 de marzo de 2014 Por: Julián Domínguez Rivera

Es paradójico que mientras el país busca a través de la firma de Tratados de Libre Comercio abrirse más al mundo, ser más productivo y colonizar nichos con productos y servicios diferenciados y con alto valor agregado en sectores ganadores, con el fin de alcanzar niveles mayores en el crecimiento de nuestra economía y nuevas fuentes de empleo, nuestras ciudades actúan como aglomeraciones urbanas aisladas que consideran la apertura como una acción solo hacia afuera de las fronteras nacionales, pero no como una oportunidad también interna dada la importancia del tamaño del mercado nacional.Un interesante programa que adelanta el Departamento Nacional de Planeación Nacional con expertos en diversas áreas, denominado ‘Misión para el Sistema de Ciudades’, revela que las principales capitales en Colombia buscan más su conexión con los puertos que con otras ciudades colombianas.Si se considera que para el año 2050, los cuatro grandes ejes y subregiones urbanas del país tendrán una población adicional de 8,6 millones de personas, que equivale al 55% del crecimiento total del país (15,6 millones) y que la población urbana llegará a representar el 86% de la población total, hay una oportunidad de oro para el crecimiento empresarial y regional, pero también para el trabajo en proyectos transversales que aprovechen las potencialidades de las urbes colombianas. Un dato que corrobora esto es que, según el Dane, el consumo final en Colombia presentó un importante comportamiento durante 2013, al crecer un 4,7%.Para estar sobre la ola de estas oportunidades, se requiere romper los aislamientos regionales, en lo que a veces cuentan más los obstáculos mentales que los geográficos, ser muy eficientes en los proyectos de conectividad interna dado que en Colombia es más costoso, en el caso de la carga, el transporte en el país que hacia el exterior y conocer más las oportunidades que existen en las diversas regiones del país y cómo aprovecharlas. En suma, romper la atávica tendencia a estar aislados y creer que solos podemos contra el mundo.No cabe duda que a la par que Colombia asume con decisión participar como un jugador importante en los mercados globalizados, es necesario pensar cómo generar ciudades abiertas y sostenibles, que sepan cuál es su apuesta en ese nuevo orden y cómo se interconectan para aprovechar las oportunidades que ofrece el país, muy apetecidas en el exterior como se evidencia con la llegada frecuente de inversionistas extranjeros.Pensar en la demás ciudades colombianas como fuente de oportunidades debe ir más allá de esporádicos intercambios culturales y empresariales, para trabajar en verdaderos sistemas de colaboración que compensen carencias y dinamicen capacidades, con miras a crecer conjuntamente y generar nuevas oportunidades de bienestar para los ciudadanos.La palabra clave es la asociatividad para generar planes que irriguen la geografía nacional y también, al estilo de Michael Porter, generar valor compartido a través de promover soluciones sociales con rentabilidad que trasciendan lo local. Un tema que implica que las ciudades colombianas asuman su mayoría de edad, no esperen que todo se solucione desde la esfera central y se vean así mismas desde una visión gerencial más que como un producto de la actividad política, para no perpetuar círculos viciosos y oportunidades perdidas.

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