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La fuerza de cooperar

La salida a la crisis por la pandemia por la Covid-19 no se visualiza aún por una vacuna científica y cada vez se hace más evidente que debemos asimilar la ‘covidencia’.

16 de octubre de 2020 Por: Juan Esteban Ángel

La salida a la crisis por la pandemia por la Covid-19 no se visualiza aún por una vacuna científica y cada vez se hace más evidente que debemos asimilar la ‘Covidencia’ como la forma de adaptarnos y convivir con el virus. En ese sentido, es vital el autocuidado para garantizar el bienestar de los demás y de nosotros mismos, y a la vez tomar el camino de la reactivación económica, la generación de empleo y el consumo de los hogares. Para este fin, un jugador importante puede ser un modelo económico y social que lleva 200 años operando, y cuenta con alrededor de tres millones de organizaciones y más de 1200 millones de personas.

Ante la masiva pregunta de qué hacer frente a la complejidad de los problemas que nos desafían hoy a escala planetaria, el modelo cooperativo o de economía solidaria puede ser parte de la respuesta, demostrada históricamente. Ha sido una forma de organización resiliente a las mayores crisis mundiales, que a la vez ha ayudado a corregir los desequilibrios globales, emergentes o puestos al descubierto en dichas crisis. Estas organizaciones han demostrado su papel en la estabilización, en mantener o crear puestos de trabajo, y en aportar salidas financieras y sociales. Sobrevivieron a la Primera Guerra Mundial, fueron puestas a prueba por la gran crisis de 1929 y en regiones particulares, como en Alemania, fueron fundamentales para la economía posterior a las guerras.

El cooperativismo ha sido modelo en innovación social, basado en el bienestar de las personas. En ese sentido, aporta soluciones a la disminución de la pobreza, y a la generación de empleo, alcanza zonas donde a veces el Estado no llega, facilita a las personas desarrollar sus propias iniciativas a través del emprendimiento; además de brindar alternativas para la inclusión financiera, educación, salud y vivienda. Hay aproximadamente 6,4 millones de colombianos asociados a una cooperativa, es decir el 13% de la población del país que, con sus familias, el impacto del cooperativismo puede llegar a los 19 millones de colombianos, un poco más del 40% de la población, quienes reciben directa o indirectamente beneficios de las cooperativas, que además generan alrededor de 120 mil puestos de trabajo.

En Colombia hay alrededor de 3200 cooperativas registradas y este modelo de empresas tiene presencia en más de 20 sectores de la economía, entre los que se destacan salud, educación, recreación, turismo, ahorro, crédito, transporte y cultura. Los activos de las cooperativas en Colombia llegan a los $44 billones de pesos y sus ingresos anuales superan los $28 billones de pesos. Su patrimonio colectivo es de $16 billones de pesos.

En buena hora el Gobierno creó recientemente la Comisión Intersectorial del Sector de la Economía Solidaria que será presidida por la Vicepresidente de la República y que busca impulsar este sector clave para la reactivación económica.

Con base a una iniciativa de economía colaborativa, además de la unión de esfuerzos y recursos de muchos, las cooperativas pueden llegar a ser grandes empresas y consolidar grandes capitales. Este es el tiempo para que el cooperativismo valorice sus propias características originales y que la sociedad vea en su modelo un aporte de altísimo potencial, especialmente en el actual contexto de dificultad, que permita encontrar caminos hacia una sociedad menos inequitativa y desigual. Para salir de la crisis, es el momento de cooperar.

Sigue en Twitter @Juanes_angel