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Empleo, la otra prioridad

Con casi un 50% de población en la informalidad y con una tasa de desempleo que solo en abril llegó al 20% a nivel nacional y más del 23% en las 13 principales ciudades.

25 de junio de 2020 Por: Juan Esteban Ángel

Con casi un 50% de población en la informalidad y con una tasa de desempleo que solo en abril llegó al 20% a nivel nacional y más del 23% en las 13 principales ciudades, en Colombia no podemos esperar más para hablar sobre las medidas que se deben implementar para atender la situación laboral que enfrentamos y la profundización del desempleo al que nos está llevando el impacto de la pandemia por el Covid-19.

Según cifras del Dane, la población ocupada en abril de 2020 fue 16,5 millones de personas, lo que representa una disminución de 5,4 millones de personas en comparación con abril del año anterior. La población desocupada en el país fue 4,1 millones de personas en abril de 2020, 1,6 millones más con respecto al mismo mes de 2019. En las 13 ciudades y áreas metropolitanas dicha población fue 2,3 millones de personas.

La Misión de Empleo anunciada por el Gobierno tendrá que evaluar el desafío de abordar los principales problemas y soluciones al respecto, entre ellos la postergada reforma laboral, planteando medidas de corto, mediano y largo plazo, y poner sobre la mesa asuntos tan polémicos como necesarios, como la flexibilización laboral y la contratación por horas, así como los costos laborales, de manera que se permita mitigar los impactos generados por la coyuntura actual y aumentar la competitividad en materia laboral del país, sin que esto signifique una desmejora de las condiciones.

Si en tiempos anteriores a la pandemia el desempleo estaba dentro de los problemas centrales de la economía colombiana, hoy, en un panorama aún más complejo a causa de la situación sanitaria, el asunto adquiere aún más relevancia.

La decisión de eliminar barreras que permitan el acceso a un empleo formal, incluso por horas, es una prioridad, pues permitiría que más personas se beneficien de la seguridad social y, en consecuencia, sus aportes serían de gran utilidad para la salud y las pensiones.

En esta discusión, la empatía será fundamental. La validación de los argumentos y voces de los diferentes actores del mercado laboral será determinante, pues se debe facilitar el acceso de más personas a las oportunidades de trabajo, al tiempo que no se disminuyan los derechos adquiridos. Flexibilización no significa necesariamente desregulación de las normas laborales y mucho menos precarización, sino permitir que más colombianos puedan acceder a un trabajo, fomentando la formalización, mediante una modernización de los esquemas de contratación y reducción de los costos salariales.

Es de considerar también que muchas empresas han visto en el teletrabajo, en el trabajo en casa y en el uso de las tecnologías, mecanismos factibles e incluso para ser más productivos, por lo que seguramente muchos empleos se transformarán radicalmente, surgiendo nuevas ocupaciones y modalidades de trabajo. Ni hablar de las plataformas digitales, flexibles por naturaleza y que el país debe adaptarse para continuar siendo competitivo en esta nueva realidad.

La crisis de la salud nos ha dejado clara la necesidad de repensar la política en materia laboral, poniendo a empresarios, trabajadores y desempleados en la misma orilla, donde todos necesitan soluciones y todos requieren ser parte de ellas, y donde al mismo tiempo todos tengan la capacidad necesaria para adaptarse a las condiciones cambiantes de hoy y las que vienen.

Sigue en Twitter @Juanes_angel