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Bombas a caballo

Haciendo caso de una solicitud de la Sociedad Protectora de Animales para...

24 de agosto de 2010 Por: Jotamario Arbeláez

Haciendo caso de una solicitud de la Sociedad Protectora de Animales para que deje oír mi voz en pro de semejantes desprotegidos, recupero una reflexión de la serie que escribí hace unos 13 años contra los brutos, que no suelen ser ellos sino quienes los enjalman:Aburrido de impetrar en defensa de la vida de seres humanos, si es que aún podemos ufanarnos de tales los colombianos, me he metido de protector de cuadrúpedos, al extremo de volverme cargante con mi cantaleta. Hemos llegado a un tal grado de salvajismo, que las bestias nos dan ejemplo de mesura, de raciocinio, de honestidad biológica. Desde que el hombre descubrió al caballo, lo más que había hecho era convertirlo en su pedestal ambulante y hasta en arma de guerra y conquista, pero montado encima de él blandiendo su lanza, su espada, su Colt o su Winchester, compartiendo los riesgos de la contienda.El caballo llegó a ser del hombre, además de compañero de batallas y domador de distancias, el apuesto ídolo de los hipódromos, el pura sangre con sillín de oro para las nalgas de las amazonas, la pasión inconfesable de algún mozalbete equus, el motor de la zorra de los trasteos, el gancho ciego de los picadores de toros y, en el peor de los casos, el alimento de los leones de los circos. Babieca, Rocinante y Palomo alcanzaron la fama de las estatuas. Por haber soportado a amos tan insanos sobre sus lomos.Pero, convertir a un trotón en una bomba de tiempo para matar policías es hazaña para la cual se necesita no tener madre naturaleza ni madre patria. Ya en Chalán (Sucre), la guerrilla había utilizado el año anterior a un burro cargado con 70 kilos de dinamita, que bajó trotando por una falda hasta estallar en las narices de 11 uniformados que se quedaron viendo un chispero. Denunciamos en su hora semejante atrocidad contra los irracionales, en artículo titulado El burro de ‘Tirofijo’. Ahora, las milicias colocaron dos cantinas lecheras con otros 70 kilos del explosivo en un brioso caballo y lo echaron a correr hasta la guarnición al galope; agotada la mecha lenta, cuatro agentes echaron a volar como serafines, de los cuales uno de ellos corrió con la misma suerte del matalón. En los terrenos no se encontró sino una pata del equino y la placa del policía.Por lo menos don Aníbal Vallejo, presidente de la Asociación Protectora de Animales de Antioquia, ya dejó escuchar su relincho contra la demencia de los violentos, por el sacrificio de este par de colombianos de distinta especie y pelaje. El brigadier general Carlos Ospina Ovalle calificó de bestiales a los dinamiteros ecuestres. El Defensor del Pueblo, porque pueblo no somos sólo los bípedos, debería montar en cólera. Y el Presidente, así fuera a través del Ministro de la Cultura. Así no seré yo el único zopenco que defienda pencos.De todas las formas de lucha, las más estrambótica es la de convertir en morteros vivientes a los rocines. Crear hechos de sangre con bombas de sangre. Atentar con cascos contra los cascos. Con el agravante de que las fuerzas militares y policiales ya no van a permitir el paso de un burro o un caballo cargados por las cercanías de sus predios, por lo general a la entrada o a la salida de cada pueblo. Lo cual hará que encarezcan los alimentos, más que por el alza de la gasolina, y que más campesinos se tengan que venir para las ciudades conducidos por brutos.Otra cosa preocupante sería que comenzaran a desertar en masa burros y caballos de la guerrilla. ¿Funciona todavía la amnistía? Imagínense por lo menos en Bogotá, la flotilla de zorras que habría que habilitarse. ¡Y con el tráfico como está!

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