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Artistas por la paz

El artista o poeta que no está por la paz, no se...

23 de agosto de 2016 Por: Jotamario Arbeláez

El artista o poeta que no está por la paz, no se sabe con quién está, y está muy perdido, porque no puede estar por la guerra. Y menos por esta guerra que nos ha ensuciado la vida por 70 años. Generada por la injusticia social, por quienes se opusieron a esa injusticia y por quienes se opusieron a los que se opusieron a esa injusticia. Cada bando terminó, como tenía que terminar, por ser más criminal que el otro. Aunque hay que reconocer que si no hubiera habido alzamiento el país estaría sumido en un peor desequilibrio social. Lo que no será nunca una justificación del crimen sistemático en todas sus formas, enmascarado de lucha.Las artes y las letras tienen, por función natural, la defensa de la criatura humana, amén de aportar el lenitivo de la belleza, que hace amable nuestra existencia. Si la guerra es la higiene del mundo, como manifestó Marinetti cuando creó el futurismo, Colombia es el país más higienizado con sus millones de víctimas entre muertos, heridos, amputados, desaparecidos, secuestrados, huérfanos, viudos, exiliados, extorsionados y espantados que somos todos. Y ahora que se adelanta un definitivo proceso para que al fin se instaure la paz, es el momento de expresar desde todos los campos el deseo de que ocurra y la voluntad de que se mantenga. Porque como reza el manifiesto A la mierda con la guerra, nadaístas por la paz: “Si no se hace la paz ahora, ¿para cuándo se va a dejar?”.En el histórico Museo Nacional, que antes fuera una temida cárcel, el Panóptico, se efectuó el pasado sábado el lanzamiento del evento apolítico que organiza Espacio compartido y su director Jaime Ruiz Montes, asistidos por Biblio-Red, Artistas por la paz, que también tendrá como escenarios, en un trayecto de seis meses, la Biblioteca Pública Julio Mario Santodomingo, la Biblioteca Pública Virgilio Barco y la Casa cultural El Solar de Bucaramanga, con la obra de más de 300 artistas plásticos, consagrados por lo menos a trabajar por la reconciliación de un país que no soporta un muerto violento más. Ya quisiéramos ver una muestra de Artistas por la guerra, si los hubiera, y sería bueno ver también al público que los acompañara. Del que no faltaría sino que entonare el grito del general franquista Millán-Astray: “Muera la inteligencia. Viva la muerte”.El arte debe estar siempre de parte de la vida y rechazar de plano los oscuros poderes de la muerte. Todo lo que tienda hacia ello pierde su categoría estética. Hasta lo feo adquirió alta categoría en el arte, pero lo que en él será siempre inaceptable es la apología de la injusticia y de la violencia. Se entiende que por cuestiones de interpretación del rodaje político, o por conveniencias personales se apoye cualquier tipo de pensamiento, pero en un artista o poeta se ve denigrante. Toda obra de arte y toda creación literaria termina por ser un Viva la vida. A partir de este momento los artistas colombianos le abren paso a una paz a todo color. Con la notable excepción, en la capital, de uno, considerado casi genial y respetado por sus amigos, de quien no se concibe cómo se ha dejado comer el coco por un paraco. Y se hubiera dedicado a hacer proselitismo del peor gusto, hacia el presunto líder que esperaba Colombia, el hoy escurridizo ‘Zurriaga’, como casi todos los del equipo rector del inmediato pasado hoy en estampía. Pero no hagamos reclamos descomedidos ahora que la paz no sólo se hará en el país sino en los corazones de todos. Sobre todo de los que siempre tuvimos a flor de lengua el reclamo. Celebremos pues con las artes plásticas este primer evento solidario en el proceso de reconciliación, pues una vez empiece la paz, lo repito, habrá que estar bien aceitados para el amor.La paz, como el amor, no se hace sola. Ponga su parte.

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