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Secesiones en marcha

Europa, la vieja maestra de la civilización Occidental, afronta en estos momentos...

15 de septiembre de 2014 Por: José Félix Escobar

Europa, la vieja maestra de la civilización Occidental, afronta en estos momentos tres grandes movimientos secesionistas de resultados aún inciertos. Dos de ellos (los que ocurren en Escocia y Cataluña) han optado por la vía democrática de las elecciones y de los referendos. Pero el tercero, el del oriente de Ucrania, se viene desarrollando, por decirlo de alguna manera, “a la rusa”: con presencia militar y numerosas bajas en ambos bandos.Desde luego que en el estado actual de la civilización, la secesión de pequeñas comarcas no conduce a la larga a nada bueno. El mundo está hecho de grandes bloques, que se cocinan a fuego lento en el horno que dejaron vacante los Estados Unidos. La ley de los tiempos es la de la integración supranacional, en busca de competitividad frente a países gigantescos que, como China, son de por sí verdaderos subcontinentes. Pero es sabido que en el terreno de las emociones ni Kant ni Hegel son bienvenidos. Cuando a un grupo humano como el catalán se le mete en el corazón que es mejor la bandera de 9 franjas rojas y amarillas; que basta con decir “Viva Cataluña” para sentirse libres; y que su economía podrá sobrevivir sin la inserción en la Unión Europea, es poco lo que queda por hacer.Los catalanes separatistas han tomado el asunto como una gran fiesta. Los otros hijos de Cataluña, los que saben que son lo que son porque forman parte de un país serio y grande como España, tienen presente que su lengua vernácula no es más que un dialecto de entrecasa, pues los 450 millones de hispanohablantes nos entendemos y nos seguiremos entendiendo en castellano. Fuera de España lo catalán suena a anécdota.Mucho más cautos han sido los escoceses. Personas de carácter, con sentido igualitario, pero, por sobre todo, cuidadosos de su propio bolsillo. En Escocia el deseo de secesión no se ha expresado en un alegre carnaval de símbolos y agitar constante de banderas. Puede decirse que el independentismo escocés sube o baja según las cuentas que se hacen sobre su viabilidad futura. Al principio los amigos de la secesión se frotaban las manos ante la posibilidad de quedarse con los miles de millones de dólares que produce el petróleo del mar del Norte. Ahora los independentistas escoceses saben que eso solo no basta. Se requiere la pertenencia a un conglomerado más grande, que sirva de colchón ante las infaltables oscilaciones financieras. Y los más prudentes miran con horror el ejemplo de Venezuela, país que terminó como esclavo de la renta petrolera.A hoy no se ven viables ni la secesión de Cataluña ni la de Escocia. En cambio para la zona oriental de Ucrania se augura un nuevo estatus que refleje la realidad étnica y cultural. A pesar de los malos modos de Putin, la verdad es que los habitantes de esas zonas son rusos y se sienten rusos. En términos del líder chino Deng Xiaoping, “hay que buscar la verdad a partir de los hechos”. * * * Ante el deseo de desnaturalizar el corredor férreo que atraviesa a Cali para volverlo zonas verdes, consulté la opinión de tres exalcaldes de la ciudad (de esos que la sirvieron de verdad) y todos coinciden en que esa franja de terreno debe conservarse como un corredor vial. Es una gran riqueza de la ciudad contar con esa zona por la cual deberá pasar el medio de transporte que los técnicos definan como óptimo. Los tres, por cierto, se inclinan por un tren de cercanías.

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