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Perspectivas

El inusitado vendaval que azotó nuestra ciudad el pasado 25 de diciembre es un ejemplo contundente de los efectos del calentamiento global.

27 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

El inusitado vendaval que azotó nuestra ciudad el pasado 25 de diciembre es un ejemplo contundente de los efectos del calentamiento global. Quizás fueron solamente Trump y Bolsonaro los líderes que cuestionaron las causas y consecuencias del cambio climático. Se trata de una realidad aplastante, que determina la agenda de las organizaciones internacionales y de los Estados para el año 2021. Ignorarlo es una abierta necedad.

La preocupación en el mundo ha comenzado a notarse. Alemania celebra la construcción cerca de Berlín de una enorme planta que el fabricante de autos eléctricos Tesla está adelantando. El golpe de esta competencia lo ha sentido la poderosa industria automotriz alemana. Algunos de sus gigantes dieron inicio al cambio de tecnología que llevará a una importante reducción de los autos a base de combustibles tradicionales, para 2030.

Todo girará en el mundo alrededor de las consideraciones ecológicas. Grandes empresas del sector petrolero han visto descender en forma acelerada sus cotizaciones porque los inversionistas estiman que las energías del futuro inmediato será limpias. Las industrias de hidrocarburos tienen que pasar cuanto antes a la energía eólica y solar.

Honda preocupación continúa sintiéndose en todo el planeta por la pandemia del Covid-19. Se anuncia la llegada de varias vacunas pero sus efectos todavía están por comprobarse. Ha sido muy prudente en este sentido la actitud del gobierno colombiano, el cual anuncia para Febrero del 2021 el inicio de la vacunación; en esos momentos ya el mundo tendrá más noción sobre los efectos del medicamento.

La contrapartida de la prudencia gubernamental tiene que ser el comportamiento sensato y responsable de los ciudadanos. Sin pautas de autocuidado y sin conducta responsable no habrá vacuna que sirva. Qué lástima que algunas de nuestras autoridades se les ha enloquecido la brújula a la hora de imponer correctivos, como en los casos de Bogotá y Cali.

El desastre causado por el todavía presidente Trump en las relaciones internacionales comenzará a ser reparado a partir del 20 de enero de 2021 cuando se posesione Joe Biden. Estados Unidos, como la nación más poderosa, no solo tiene derechos, también tiene deberes. De hecho la potencia dominante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial no puede ensimismarse y abandonar el liderazgo mundial que con acierto ha desempeñado. Biden ha dicho que reincorporará a su país al Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático.

El ánimo pendenciero del gobierno de Trump no puede seguir manteniendo bajo presión al comercio mundial. China se volvió potencia económica porque los inversionistas occidentales así lo quisieron. Y el entramado de intereses que hoy existe hace impensable una reducción a cero del comercio con China. Trump se dedicó a golpear a sus amigos de la Unión Europea, con un pretexto o con otro. No existe mejor política internacional que la que se fundamenta en las relaciones con países afines.

Para el gobierno colombiano el tema de Venezuela seguirá ocupando lugar de privilegio en la agenda. No se puede permitir que el desastre político, económico y social de Venezuela continúe hacia adelante como si nada pasara. Las consecuencias de este triste caso las vivimos todos los días en nuestras calles, plazas y parques, invadidos hoy por los nómadas que ha creado el inicuo régimen de Maduro.

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