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Nuevas definiciones

En las recientes elecciones regionales quedó claro que los ciudadanos de las...

9 de noviembre de 2015 Por: José Félix Escobar

En las recientes elecciones regionales quedó claro que los ciudadanos de las capitales grandes se definieron por un nuevo perfil de alcalde: quien comande los destinos de una gran ciudad debe ser un gerente con sentido social. No más bufones en uso de buen retiro. No más personajes extraídos de las entrañas del folclor. No más capitanes de la política menuda. No más desenfocados que creen que las ciudades son laboratorios de cuanta ideología se atraviese.Los habitantes de las ciudades más grandes saben que hoy los centros urbanos son conglomerados de empresas prestadoras de servicios, unido lo anterior a la necesidad de dar solución a problemas sensibles como la movilidad y la seguridad de la gente. En efecto, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga escogieron alcaldes serios, emprendedores y cercanos a la gente. En una palabra: aterrizados,Caso algo distinto el de Bogotá. No en vano han pasado tres lustros desde que Enrique Peñalosa culminó su primera y exitosa alcaldía. En aquella época la capital disponía de grandes recursos, provenientes de la venta de importantes activos distritales. Todos reconocen que Peñalosa aprovechó bien esa bonanza. Hoy la situación es radicalmente distinta, pues hay más sueños que recursos. A ese fantasioso programa de gobierno del Peñalosa modelo 2015 solo le faltó precisar el color de los pajaritos que una y otra vez dibujó el nuevo alcalde en el cielo capitalino.Por supuesto que uno entiende la desesperación del votante bogotano ante los despropósitos de Petro. Es de lamentar, eso sí, que el afán por salir de la negra noche petrista hubiera sacrificado a Rafael Pardo, de lejos el mejor candidato. De hecho Peñalosa la tendrá muy difícil si ante la escasez de recursos vuelve sus ojos a la Nación. Allí todas las ciudades y regiones del país defenderán a rabiar sus derechos al reparto más equitativo. Nuevas definiciones ante las nuevas realidades. Por eso extraña la insistencia de los medios audiovisuales en continuar con la falacia de creer que lo local bogotano es de suyo un tema de interés nacional. En los días previos a la elección del 25 de octubre hubo un alud de debates entre los candidatos a ocupar la alcaldía distrital, mientras que el despliegue otorgado a las regiones fue mínimo. Un noticiero ‘nacional’ dedicó el 26 de octubre 15 minutos a las mariposas de colores que sin parar dibujaba Peñalosa, en tanto que a los triunfadores de las principales ciudades -más de medio país- los empaquetó en 10 minutos. ¿Centralismo informativo, que llaman?***Por supuesto que el de tener una familia es un derecho constitucional de los niños. Pero sucede que la propia Constitución define con toda claridad que la familia es conformada por un hombre y una mujer. En el desarrollo de este sencillo silogismo acaba de encallar nuestra Corte Constitucional al permitir que uniones de adultos que no constituyen una familia puedan adoptar niños. Haciendo a un lado la cuestionable conveniencia de esta situación para la formación de los niños, hay que recalcar que la función de la Corte es estrictamente jurídica. Esa decisión es un grave error. Ojalá la presencia en la Corte del recién elegido Alejandro Linares, un hombre ponderado, devuelva a la alta corporación su capacidad de resistirse a la vocinglería de los minoritarios y fallar en derecho.

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