Licencias

Uno de los fundamentos de la democracia es la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Dentro del sistema democrático no caben los tratamientos preferenciales, salvo pocos ejemplos como el fuero de ciertos funcionarios públicos para ser juzgados por determinados tribunales.

Pero los sucesos de las últimas semanas nos dan a entender que los antiguos militantes de las Farc quieren que se les reconozca licencia para reincidir. Los coqueteos de ‘Jesús Santrich’ (y quién sabe de cuantos más) con el narcotráfico llevan a pensar que los reinsertados quieren seguir haciendo lo mismo que durante tantos años desarrollaron en montes y selvas.

En el acuerdo del Teatro Colón quedó absolutamente claro que la reincidencia ocurrida después de diciembre de 2016 debe ser juzgada por los tribunales ordinarios. Lo increíble es que uno de los gestores de dicho acuerdo, el candidato Humberto de la Calle, esté ahora tratando de decir lo contrario.

Hay otros personajes que en la actual campaña presidencial parecen reclamar licencia para desbarrar. Hace mucho tiempo que en Colombia no se escuchaban tantos disparates y cosas carentes de sentido como las que viene propagando el candidato Gustavo Petro a lo largo y ancho del país. Todos recordamos el desastroso paso de Petro por la alcaldía de Bogotá.

Un izquierdista sensato, Antonio Navarro Wolff, duró apenas un par de meses como asesor del alcalde Petro y salió espantado porque el funcionario no hacía caso a nadie. ¿A quién consultó Petro antes de lanzar su propuesta de sustituir las exportaciones de petróleo por las de aguacates? ¿Y quién fue el que le aconsejó a Petro la tontería de acabar con los cultivos de caña de azúcar en el valle geográfico del Río Cauca?
Lo que estamos viendo en la actual campaña presidencial no es nada aleccionante para quienes se interesan por dar seriedad a la actividad política. Da la impresión de que muchos de los actores políticos exigen licencia de trashumancia. Los partidos se fraccionan con facilidad pasmosa, casi que al ritmo de los acontecimientos. Todos los militantes parecen estar dispuestos a romper su carné si al partido vecino le está yendo mejor en las encuestas. Están las excepciones del Centro Democrático y de ciertas agrupaciones de tinte religioso que conservan unidad de acción.

Pero lo que sigue causando mala impresión entre los ciudadanos es la actitud de muchas entidades y funcionarios públicos que reclaman licencia para el chamboneo. Para nadie es un secreto que una de las principales carreteras del país es la que une a Medellín con la Costa Atlántica. Es increíble que las autoridades viales no se hubieran enterado de que el río Cauca estaba atacando la banca de la carretera en jurisdicción del municipio de Cáceres. Solo cuando se produjo el derrumbe aparecieron los encargados de cuidar la carretera. Y en el plano local duele comprobar diez años después que el plan de las 21 Megaobras fue todo un monumento al chamboneo. Solo ocho de las obras están terminadas y la ciudad tendrá que hacer un esfuerzo extra para culminarlas.

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Acogemos el análisis de Jaime Castro exministro y exalcalde de Bogotá: Iván Duque y Marta Lucia Ramírez cuentan con mucho más apoyo que el que les brinda el Centro Democrático. A quienes no les gusta el uribismo nada les impide votar por la dupla Duque–Ramírez.