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La mala hora

Hoy ningún país de Suramérica es gobernado por un abogado. Economistas mandan...

21 de diciembre de 2015 Por: José Félix Escobar

Hoy ningún país de Suramérica es gobernado por un abogado. Economistas mandan en Colombia, Ecuador y Brasil. Médicos presiden Chile y Uruguay. Un empresario gobierna en Paraguay, un ingeniero preside Argentina. Perú, Guyana y Surinam son dirigidos por exmilitares. Venezuela y Bolivia son gobernadas por exsindicalistas.Todas las personas tienen el derecho a gobernar sus países. No puede asegurarse que el carácter de abogado equivalga al de buen gobernante. Lo que si es cierto dados los resultados producidos en esta región en los últimos años, es que el respeto a los fundamentos democráticos anda en su mala hora.La preparación de los abogados los lleva a comprender de manera plena lo que Mariano Rajoy ha expresado recientemente: “Cuando se prescinde de la ley se renuncia a la democracia”. Es la constante vigencia del estado de derecho lo que define a las verdaderas democracias.Las barbaridades cometidas en Venezuela desde el ascenso de Chávez son la demostración más dramática del desconocimiento de las leyes en beneficio de la élite gobernante y en contra del resto de la población. Esta dictadura derrochadora y atrabiliaria parece estar llegando a su fin con las recientes elecciones legislativas. Sólo cuando se desmonte el aparato predador que instaló el chavismo y se recupere el respeto a la ley, podrá decirse que ha retornado la democracia a Venezuela.Los ataques a la prensa libre han ocurrido en Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia. La democracia es debate, disenso y discusión. Particularmente odiosa ha sido la posición del gobierno del Ecuador que se ha convertido en una contraparte rabiosa de los medios, cuando ellos no le hacen el coro al gobernante. Los líderes suramericanos deberían tener siempre presente que el respeto a la opinión de los demás forma parte de la libertad de expresión, garantía fundamental de toda democracia.En el manejo de la economía muchas naciones suramericanas han caído en el irrespeto a la ley. No solo en el caso aterrador de Venezuela, donde Chávez y sus secuaces expropiaron a su antojo, generaron un disparatado control de cambios y estrangularon a los sectores productivos. En Brasil los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff han sido descubiertos en gigantescos casos de corrupción, lo que ha llevado a la dilapidación de los fondos de la antes poderosa Petrobras. Los manejos económicos del gobierno de Evo Morales también han sido objeto de constantes reproches.Las fallas electorales no solamente se han presentado en Venezuela, donde el Chavismo estableció desde un principio una devoción por el fraude y el acoso a los opositores. Son preocupantes las críticas que en Colombia se han hecho contra manejos electorales que bordean peligrosamente la ilegalidad, como el recurso a la llamada ‘mermelada’, sin el cual un personaje de nombre Musa Besayle jamás hubiera llegado al Congreso.El Estado de Derecho supone un estricto acatamiento a las decisiones de los jueces. Grave nos parece el esguince que el gobierno colombiano hizo a la decisión del Tribunal Administrativo del Huila, entidad que por razones ambientales ordenó parar la operación de la represa del Quimbo. El gobierno aprovechó la emergencia económica ocasionada por el cierre de la frontera con Venezuela para ordenar el funcionamiento de la represa. En buena hora esta conducta ha sido corregida por la Corte Constitucional.

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