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Globalización, luces y sombras

La globalización tiene por supuesto, muchas ventajas. Durante décadas las grandes multinacionales han trasladado sus sedes principales a países de muy baja tributación, como Irlanda y algunas islas del caribe.

13 de junio de 2021 Por: José Félix Escobar

A mediados del siglo XX el escritor peruano Ciro Alegría publicó “El mundo es ancho y ajeno”. No hablaremos del tema agrarista sino que tomaremos prestado el título del libro. Hoy el mundo sigue siendo ajeno pero es cada vez menos ancho. La inmediatez de las comunicaciones ha acercado los cuatro puntos cardinales y el fenómeno de la globalización llego para quedarse.

En solo 25 años la red internet ha cambiado el mundo. Para bien según algunos; para mal según otros. El multiacceso de las opiniones de los ciudadanos a los más altos estamentos del poder ha llevado al experto norteamericano Sam Wineburg a afirmar “el internet ha destruido la autoridad”. Más preciso es decir que internet ataca frontalmente el principio de la representación que ha imperado en el mundo democrático desde la Revolución Francesa.

Las instituciones fundadas en un concepto jerarquizado del poder también sufren el embate de la comunicación instantánea. Desde luego que esta disgregación de la autoridad no es buena. A quienes ejercen cargos representativos les ha llegado la hora de entender que no solamente a través de elecciones y comicios se expresa la gente. Y siguiendo el ejemplo de los buenos generales y de los exitosos entrenadores deportivos, deben estar cerca de las tropas y de los jugadores.

El mal existe. Por ello quienes actúan perniciosamente han encontrado en las facilidades que otorga internet un camino despejado para sus tropelías. Se ha detectado una tenebrosa organización de “hackers” rusos que interviene los sistemas de grandes compañías para bloquearlos y cobrar altos rescates para liberarlos.

Hace pocas semanas el principal oleoducto que lleva la producción petrolera de Texas al área de New York fue bloqueado por varias horas. Igual suerte corrió la multinacional brasileña dedicada a la venta de carne vacuna, a la cual le sabotearon sus sistemas. Parece que en ambos casos los bloqueadores recibieron importantes sumas de dinero por deshacer el daño hecho. El asunto es de mucha gravedad y debe ser tratado en la reunión de alto nivel que van a llevar a cabo en Ginebra Joe Biden y Vladimir Putin.

La globalización tiene por supuesto, muchas ventajas. Durante décadas las grandes multinacionales han trasladado sus sedes principales a países de muy baja tributación, como Irlanda y algunas islas del caribe. No puede asegurarse que estas grandes compañías estén haciendo algo ilegal, puesto que se acogen a las normas vigentes en los paraísos tributarios.

Desde hace mucho tiempo un profesor norteamericano, James Tobin, se percató de la volatilidad de los activos financieros y propuso una tasa impositiva para que esos movimientos generaran ingresos a los erarios públicos. Hoy el propio Presidente de los Estados Unidos retoma la idea de un impuesto global del 15% para hacer contribuir a las grandes tecnológicas e impedir que se sigan blindando con la deslocalización de sus sedes en lugares de escasa tributación. Excelente idea, y ya las mismas grandes compañías están dispuestas a aceptarla.

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“Lo que no mató la pandemia lo mató el paro”. Triste confesión de un empresario boyacense del sector de las carrocerías, a quién después de cincuenta años de esfuerzo los bloqueos lo obligaron a cerrar su fábrica. ¿Tendrán algo que decir al respecto Alarcón, Maltés, Oyola y demás destructores de la riqueza nacional?

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