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En la mira

Mientras los colombianos nos vemos sometidos a las ‘telemiserias’ que se esparcen a diario en los noticieros de la llamada “pantalla chica”, importantes noticias son sistemáticamente pasadas por alto.

30 de julio de 2017 Por: José Félix Escobar

Mientras los colombianos nos vemos sometidos a las ‘telemiserias’ que se esparcen a diario en los noticieros de la llamada “pantalla chica”, importantes noticias son sistemáticamente pasadas por alto. Desde hace un mes la Unión Europea presencia un severo enfrentamiento entre el Gobierno de Polonia y las autoridades comunitarias. A los actuales mandatarios del Estado polaco les dio por aniquilar la independencia de la Justicia y han aprobado en el Parlamento varias leyes que buscan, en pocas palabras convertir a la rama judicial en un apéndice del poder ejecutivo.

Esta pretensión autoritaria ya se había presentado en Hungría. Pero este pequeño Estado, no muy poblado, no ha resistido las presiones de Bruselas y los pilares básicos de la democracia se conservan. En cambio Polonia es un país de 39 millones de personas estratégicamente situado entre la frontera alemana y las tierras del antiguo imperio soviético. La preocupación de la Unión Europea va en aumento y se le ha dado un mes de plazo al gobierno polaco para que desista de su intención de nombrar directamente a los magistrados de las altas cortes.

La sanción a la que se enfrenta Polonia esta prevista en los tratados de la Unión Europea: la pérdida del derecho de voto. Así de serio se ve en Europa un ataque a la independencia de los jueces. Se sabe que prensa libre y Justicia independiente constituyen la estructura real de un sistema democrático. Ambas instituciones, la prensa y la Justicia, se encuentran en la mira de los autócratas.

Turquía es otro ejemplo de un gran país en plena regresión democrática. Al presidente Erdogan se le aparecieron los fantasmas del fanatismo musulmán y ha comenzado a estrangular poco a poco al sistema democrático que con tanto esfuerzo se aclimató en ese país. Para el actual gobierno turco todos los periodistas independientes y todos los opositores son terroristas. Las cárceles están llenas de críticos y miembros de la oposición, fulminados por una justicia dócil frente al poder del primer mandatario.

El triste y cercano espectáculo de Venezuela comenzó, como sabemos, con una feroz represión a la prensa libre y terminó con el grotesco nombramiento de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, al gusto del presidente Maduro. La total falta de independencia de la rama judicial venezolana se observa hoy en los juicios amañados que se siguen contra líderes políticos y en el permiso tácito que los jueces han dado para que los civiles sean juzgados por cortes militares.

Los esfuerzos por mantener una prensa libre y una justicia independiente deben ser continuos, pues sus benéficos resultados están a la vista. Las pretensiones de mando único que ha exteriorizado el presidente Donald Trump se han visto contenidas por la valerosa actitud de la prensa norteamericana y por las decisiones judiciales que se han opuesto a los abusos.

La moderna España es un acabado ejemplo de respeto a la esencia democrática. Sus órganos de prensa reflejan sin cortapisas las distintas corrientes de pensamiento. Y la Justicia es tan autónoma e independiente que ha sido capaz de llamar a juicio a la hermana del rey Felipe VI.

Cada que en una democracia se detecte la cepa autoritaria, es un imperativo categórico luchar contra ella. Bien sea cuando se afecte la libertad de prensa o bien cuando se trate de influir en las decisiones de los jueces.

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