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Algo de coherencia

No se puede ser absolutamente rígido, pero tampoco es conveniente la ductilidad...

8 de diciembre de 2014 Por: José Félix Escobar

No se puede ser absolutamente rígido, pero tampoco es conveniente la ductilidad total. Puede decirse que el término medio es la coherencia. Hablamos de una actitud lógica y consecuente. No puede ser que continuemos en un festival de gasto público, orquestado desde el nivel central, mientras se tramita a toda velocidad una nueva reforma tributaria destinada a tapar los gigantescos agujeros fiscales del gobierno. Y no es consecuente que se hable de incrementar la competitividad, al mismo tiempo que se quiere demonizar a los gremios que advierten contra el exceso de tributación.¿Por qué se ufana el Superintendente de Industria de que le han doblado la planta de personal? Eso parece un derroche burocrático, pues hasta ahora este dirigente tan mediático solo parece empeñado en hallar carteles de productores en un mundo superinformado, en el cual todos los fabricantes conocen por internet los costos de cada ramo de la industria. ¿Será que nuestro caracterizado descubridor de carteles lo que pretende es que todos trabajen a pérdida, como sucede en la Venezuela chavista? ¿Ha hecho el Superindustria el esfuerzo de ambientar en Colombia las estadísticas de precios que se aplican en otros países? ¿Cuánto le cuesta al sector productivo de Colombia tener a un inquisidor suelto?¿Por qué motivo se sigue adelante con una política de subsidios de toda naturaleza? No parece sensato ilusionar a cientos de muchachos con planes de becas que la realidad económica mundial se encargará de truncar muy pronto. ¿Con qué objeto se anuncia un gigantesco aporte de la Nación al cuestionado Metro de Bogotá, si la doble calzada al puerto de Buenaventura (arteria vital para el país entero) vive desde hace años con la amenaza permanente de la falta de fondos? ¿Y continuar anunciando viviendas gratuitas con un panorama de exportaciones mineras en declive, sí es coherente?Todo indica que este mundo de vueltas y revueltas es el que le gusta a nuestro actual presidente. Los interesados en construir la figura histórica de Santos Calderón encontrarán en sus actuaciones un venero inagotable de contradicciones. De comparar a Uribe Vélez con los mejores héroes del país pasó a convertirse en azote y pesadilla de su antiguo mentor y promotor. Tras declararse enemigo de la reelección, se decidió a buscarla y ahora, ya reelegido, propone su eliminación definitiva. El más reciente de sus volantines: ante las crecientes críticas a sus costosos e inútiles viajes al exterior, Santos anunció que se ha propuesto recortar al máximo los gastos en viajes.Pero no solo en el ámbito nacional se observa falta de coherencia. Una interesante encuesta adelantada en Cali y hecha pública en la semana pasada, arrojó resultados francamente inconsecuentes. No es posible que 7 de cada 10 caleños se declaren satisfechos con su nivel de vida, pero de manera simultánea el 62 % desapruebe la labor del alcalde Guerrero. Si en todos los aspectos preguntados (menos en seguridad y transporte) la gente respondió que estamos mejorando, no es admisible que se califique tan precariamente al jefe de una administración local que ha hecho posible el avance general del entorno. Es inconsecuente que el 69 % de la gente considere que está prosperando, pero al mismo tiempo el 58 % crea que las cosas están empeorando…Para tenerlo en cuenta: la incoherencia mina de manera directa la credibilidad.

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