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A dimensionarse

.Nuestro país es hermoso, posee riquezas naturales y paisajísticas sin igual, tiene una envidiable combinación de climas y alturas, accede a dos océanos, pero dista mucho de ser una potencia mundial.

13 de noviembre de 2022 Por: José Félix Escobar

Forma parte de nuestra cultura el icónico dibujo de Quino donde aparece un individuo diminuto y mal encarado, cubierto por la sombra de un gigante, a quién el audaz hombrecito le vocifera: “A mí no me grite”. Cualquier explicación adicional al genial apunte de Quino, sobra.

Hay que dimensionarse. No por el hecho de sentirse poderoso, brillante, rico o importante, uno lo es. Nuestro actual presidente ha optado por desoír los mandatos del buen juicio y en solo 100 días que lleva de gobierno ya se ha enfrentado con Estados Unidos. Qué tal …

Dimensionémonos. Nuestro país es hermoso, posee riquezas naturales y paisajísticas sin igual, tiene una envidiable combinación de climas y alturas, accede a dos océanos, pero dista mucho de ser una potencia mundial.

Si Colombia fuera un estado de la Unión Americana, podría ser el número 26, es decir, en plena mitad de la tabla. Con la aclaración de que los estados que nos anteceden son los más ricos, poblados y poderosos.
La imbricación cultural y económica entre Estados Unidos y Colombia es muy grande. Prácticamente no hay colombiano que no tenga un pariente viviendo allá.

Es preciso dimensionarse. Nadie toma en serio las pretensiones del presidente Petro de convertirse en el líder mundial de la lucha contra el cambio climático. Como lo anotó un reciente editorial de este periódico, China, India y Rusia, tres grandes contaminadores no se molestaron en acudir a la COP27 que se reunió en Egipto.

Debemos dimensionar nuestras aspiraciones frente a las realidades científicas. Ha sido el propio planeta Tierra el mayor contaminador de sí mismo. Basta con recordar las gigantescas erupciones volcánicas que polucionaron los cielos y los mares hasta límites increíbles. Y no ha faltado ayuda extraplanetaria: fue el impacto de un gran asteroide el que causó la desaparición de los dinosaurios.

Los enormes períodos de lluvias ocurridos hace miles de años sucedieron cuando no era apreciable la emisión de carbono en la atmósfera. Recuérdese el diluvio universal de que habla nuestra Biblia.
Huracanes, tifones, tornados y monzones han estado presentes desde siempre en nuestro planeta. La llamada Armada Invencible de 1588 fue diezmada por tormentas sin precedentes.

Estamos en el deber de dar una dimensión adecuada al riesgo actual y a la contaminación que se esparce por el planeta. El ejemplo no puede ser el nerviosismo juvenil de la estudiante sueca Greta Thunberg, sino la serenidad y el análisis de los científicos que aconsejan mermar el uso de energías fósiles teniendo como meta el año 2050.

Carece de sentido de las proporciones la orden del gobierno encaminada a suspender de inmediato la exploración de nuevos yacimientos de gas y petróleo. Tampoco se acompasa con nuestra realidad económica la decisión de acabar con las exportaciones de carbón. Necesitamos los recursos económicos procedentes de la explotación comercial de hidrocarburos y de la minería del carbón.

Deseamos que nuestro presidente abandone aspiraciones de liderazgo regional y menos para formar bloques enemigos de las grandes potencias. Queremos que el presidente de Colombia aterrice y dirija sus esfuerzos a la construcción y mejoramiento de diques y jarillones, medida ésta comprobadamente efectiva para contener los efectos perniciosos de las grandes inundaciones que fueron anunciadas desde comienzos del año.

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