El pais
SUSCRÍBETE

¡Qué susto!

Ahora hay patrocinadores del odio, que no caen en la cuenta del mal que le hacen al país.

26 de mayo de 2021 Por: Jorge Restrepo Potes

Entro a saco en el conocido tango y sustraigo uno de sus versos para preguntar “qué fuerza sobrehumana” autoriza a Álvaro Uribe para dividir a los colombianos en dos sectores antagónicos, como si fuésemos semovientes que pastan en sus dehesas a orillas del río Sinú:

En uno de los potreros de verdes prados pone a quienes creen como verdad revelada que todo lo que sale de su boca puede ser suscrito por cualquiera de los cuatro evangelistas; y en otro lote, agostado por la canícula cordobesa, mete al resto, una partida de seres despreciables a los que sin prueba que sustente su aserto, califica de comunistas, o en el mejor de los casos de castrochavistas, a los que hay que negar el pan y el agua por atentar contra esta patria.

Desde luego, yo caigo en esa división del patriarca antioqueño porque jamás le comí el cuento de “seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social”, que fue la apostilla de su gobierno, y que Duque juró continuar en el puesto que le obsequió su “presidente eterno”.

J. A. Osorio Lizarazo publicó uno de los mejores libros que se escribieron sobre el 9 de abril de 1948 que tituló “El día del odio”. Juzgó Osorio que en esa fecha se desbordó el odio de la gente que veía en Gaitán una luz de esperanza en medio de la oscuridad reinante. La rebelión que suscitó el asesinato del caudillo fue debelada por el régimen, pero el odio subsiguiente desembocó en atroz violencia.

Ahora hay patrocinadores del odio, que no caen en la cuenta del mal que le hacen al país. Siguen acusando de castrochavistas y de petromaduristas a la gente que marcha en las calles, y de terroristas a los jóvenes que pretenden un futuro menos incierto. Y dele que dele con la cantaleta de que Juan Manuel Santos y el Acuerdo de Paz con las Farc son los culpables de lo que hoy sucede en Colombia, sin reconocer en las que andaríamos en este momento con esa guerrilla armada apoyando la insurrección.

Juan Manuel Santos ofrece a Duque sus buenos oficios para tratar de salir de la crisis y el caballero ni siquiera acusa recibo pues el patrón le tiene prohibido mencionar el nombre del expresidente. Mezquindad se llama la figura.

Un amigo a quien mucho estimo y cuyo uribismo es variable y ondeante como predicaba del hombre el señor De Montaigne, me envió la grabación de una entrevista que dio en W Radio a Julio Sánchez y María Camila Díaz el doctor Rafael Nieto Loaiza, serio aspirante a ser ungido por Uribe como candidato del Centro Democrático para la elección presidencial próxima. Mi amigo dijo que el entrevistado había “peinado” a los periodistas que lo interrogaron. Tomé doble dosis de Omeprazol para controlar la acidez gástrica porque conozco el personaje, quien desde el inicio usó un tono de voz pendenciero e increpó siete veces a María Camila en modo regaño. Ésta le ripostó con altivez y el hombre salió bastante “peinado”, pero quedó la prueba reina de su fanatismo y su iracundia. Si esa es la receta que nos tiene preparada Uribe, que Dios nos coja confesados si llega al solio de Bolívar.

Nieto no habló de las causas de la protesta callejera, ni de las necesidades de la gente, ni de las angustias de los 25 millones de pobres que ahora hay en Colombia. Según él todo ese pueblo que colma las vías está compuesto por terroristas de izquierda que quieren tumbar el excelente gobierno de su copartidario.

Cuando concluyó la entrevista, solo atiné a decir: “¡Qué susto!

AHORA EN Jorge Restrepo Potes