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¿Qué hiciste EE.UU.?

Me parece increíble que un país que es la primera potencia económica y militar del mundo haya caído en manos de Donald Trump, grotesco multimillonario improvisado en política que se hizo con el poder gracias a una campaña fundada en mentiras y agresiones contra su adversaria en las elecciones del 8 de noviembre.

27 de febrero de 2017 Por: Jorge Restrepo Potes

Me parece increíble que un país que es la primera potencia económica y militar del mundo haya caído en manos de Donald Trump, grotesco multimillonario improvisado en política que se hizo con el poder gracias a una campaña fundada en mentiras y agresiones contra su adversaria en las elecciones del 8 de noviembre.

Yo que siempre estoy atento a lo que suceda en esa gran nación, nunca creí que la señora Clinton pudiera resultar derrotada, hasta un día -un mes antes de las elecciones- que un amigo colombiano que allá vive desde su juventud y tiene derecho al voto, me confesó que votaría a Trump. Pensé que era por molestar, pero enseguida me habló pestes de Obama, de quien dijo la atrocidad que por ser musulmán había descuidado la lucha contra el Estado Islámico, y que juzgaba que Trump era el tipo para contener a esos criminales. Quedé mudo pues no quise comprometerme en una discusión que podía deteriorar una camaradería vieja de muchos años.

Aquella tarde intuí que el sucesor de Barack Obama en la Casa Blanca sería este sujeto de pelo teñido, ventripotente, que frunce los labios como niño consentido para soltar sus hirientes frases que lograron aquerenciar a los electores, y ganar por ese absurdo sistema electoral que permite vencer con menos votos que el contrario.

He sido admirador desde chico de Estados Unidos, y cada vez que lo visito siento mayor admiración por sus ciudades, su nivel cultural, su poderío que se siente hasta en Disney World, en donde uno sabe que no se soltará la tuerca de las góndolas de la montaña rusa. Y sus adelantos científicos y tecnológicos que me llevan a asegurar que jamás perderá la primacía que ostenta, pues cuando China llegue al nivel que hoy tiene Estados Unidos este le sacará varios cuerpos de ventaja en la carrera por el primer lugar de la competencia.

Por eso veo con preocupación lo que se viene, porque los primeros pasos dados por el nuevo presidente, si bien han reaccionado la economía en alto grado, -el índice Dow Jones llegó en estos días a 20 mil puntos -, lo que dice y hace es aterrador. Solamente a un irresponsable como Trump se le ocurre que pueda hacer un muro que los separe de México, país que, según amenaza, tendrá que pagar la construcción, pago que saldrá del impuesto de aduana que cubrirá el vecino de abajo en las exportaciones que haga al vecino de arriba.

Por inepto que sea el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, hay que unir al continente desde el río Bravo hasta la Patagonia para evitar que ese atropello se cumpla. Y eso de sacar de China y de todos los países en que haya industrias norteamericanas para forzarlas a producir en Estados Unidos, no tiene sentido alguno pues los que más sufrirán con esas medidas catastróficas serán sus mismos compatriotas.

Colombia será mal vista por el señor Trump y seguramente oiremos exabruptos parecidos a los que gritan aquí los que se oponen al proceso de paz con las Farc, pero eso está tan adelantado que no prevalecerá su opinión sobre la de un país que ha decidido terminar una guerra de más de medio siglo. Y si el nuevo inquilino de la Oficina Oval logra liquidar el Tratado de Libre Comercio, buscaremos otros mercados. Ya el Gobierno de Santos se está moviendo en esa dirección.

Me duele prever un mal futuro para esa extraordinaria nación. Ojalá que quienes lo llevaron al poder no tengan que arrepentirse. Yo desde esta esquina pregunto: ¿Qué hiciste EE.UU., por Dios?

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