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Pura paja

Me cuento entre los colombianos que continúan en las tinieblas que ensombrecían lo que hubo antes de que el Divino Índice accionara el interruptor y lo pasara de ‘off’ a ‘on’, para que la luz se hiciese.

4 de mayo de 2017 Por: Jorge Restrepo Potes

Me cuento entre los colombianos que continúan en las tinieblas que ensombrecían lo que hubo antes de que el Divino Índice accionara el interruptor y lo pasara de ‘off’ a ‘on’, para que la luz se hiciese. Como tarda millones de años en llegar a la Tierra, muchos no alcanzamos a ver en toda su magnitud las virtudes que adornan al senador Uribe Vélez y por eso insistimos en desconocer lo que su patria le debe.

Pero en estos días de tanta agitación política llegó a mi cerebro un lampo de sol y logré ver con meridiana claridad que a este varón consular el Creador lo dotó de todos los atributos que deben tener los conductores de pueblos: inteligencia, sabiduría, ánimo desprevenido para tolerar a tanto mentecato que lo juzga como el más extremista de los extremistas de derecha que en Colombia han sido, y no observan la continencia de su espíritu, su voluntad para hacer de Colombia un lugar seguro sin tanto malandro suelto, y rodeado de figuras celestiales como el exprocurador Ordóñez, quien es el sumo defensor de la fe católica que profesa la mayoría del pueblo.

Así que he resuelto, luego de profunda meditación, reconocer que Álvaro Uribe Vélez es un ser enviado por Dios para reconstruir la arquitectura social del país, despedazada por unos sujetos ateos y comunistas que pretenden despojar a la gente de sus haberes para convertirnos en otra Venezuela, con menos petróleo pero con más vocación democrática, que le permitirá modificar la Constitución para que Uribe pueda volver al solio -ya no de Bolívar, ahora tan desprestigiado- sino de Rafael Núñez, en quien el inquieto antioqueño ve el paradigma a seguir.

Todo ahora me gusta del jefe del Centro Democrático, a pesar de que ese grupo no es ni de centro ni democrático, pero si esa es la ruta para la salvación nacional, cojámonos de las suaves manos de Paloma Valencia, y como Dorothy, la protagonista de El Mago de Oz, tomemos el camino hacia la felicidad con El León Cobarde, El Hombre de Lata y El Espantapájaros, que pueden ser representados por tres congresistas del CD.

Lo que me preocupa es que el nuevo mejor amigo de Uribe sea Andrés Pastrana, que lo indujo a compartir la descomunal mentira del encuentro con Donald Trump en Florida. Ellos tienen todo el derecho de reunirse con quien quieran, inclusive para hablar mal de Colombia y del presidente Santos que son sus temas predilectos.

Pero no está bien que un caballero de la distinción de Uribe se deje influir por una persona con el déficit intelectual de Pastrana para meterle al país el cuentazo de la imaginaria reunión con el presidente gringo, que alguien tan descentrado como Juan Lozano en El Tiempo llegó a considerar como eje triunfal el de Trump-Pastrana-Uribe, algo parecido al eje Roberto: Roma–Berlín-Tokio, con el que trataron de asustar a los aliados en la II Guerra Mundial, que con la invasión a Normandía y con los bombazos sobre Hiroshima y Nagasaki liquidaron a la supuestamente invencible coalición.

Según Sara Huckabee, portavoz de Trump, ese encuentro no pasó de ser un “breve saludo”, pues los expresidentes colombianos estaban en el resort del magnate gringo, pero que no habían sido invitados por el mandatario. Como quien dice, un par de lagartos esperando un simple ‘hola’ del pintoresco personaje.

Uribe y Pastrana quedaron como insignes mentirosos, sin beneficio alguno para su proyecto político que no es otro que el de joder a Santos.

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