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Por qué Santos

Se necesita estar enceguecido por el odio o tener la mente perturbada...

22 de mayo de 2014 Por: Jorge Restrepo Potes

Se necesita estar enceguecido por el odio o tener la mente perturbada para imaginar que una persona de la trayectoria familiar y política de Juan Manuel Santos pueda convertirse de la noche a la mañana en agente del ‘castrochavismo’, que se alista a escriturar a las Farc todo el territorio nacional.Juan Manuel Santos está en las antípodas de los regímenes comunistas que ha habido en el mundo, de los que solamente quedan China -un híbrido de izquierda con capitalismo que ha resultado exitoso-, Venezuela, Corea del Norte y Cuba. El actual Presidente de la República es lo que en su tiempo Jorge Eliécer Gaitán calificaría de “oligarca”, término con el que el líder liberal asesinado el 9 de abril de 1948 estigmatizaba a los ricos, lo que le valió que las masas irredentas vieran en él la esperanza y por eso iba rumbo al poder, que solo la muerte impidió.Santos ha gozado de los privilegios que traen consigo los medios económicos que le permitieron educarse en famosas universidades extranjeras pues él se propuso desde muchacho convertirse en auténtico estadista, y juzgo que excluyendo a Alfonso López Pumarejo no ha tenido Colombia mandatario de mejores conocimientos en la difícil ciencia del manejo del Estado, que es bien compleja, y más en un país como el nuestro en que el problema que surge hoy es menor que el de mañana, y el de mañana más grave que el de pasado mañana. Además, somos una nación fracturada desde la llegada de los conquistadores españoles, lo que ha traído por consecuencia un desbordado ánimo pendenciero que nos ha causado la deshonra de ser una de las sociedades más violentas del mundo.Los seguidores de Uribe piensan con su distorsión perversa de la realidad que el 7 de agosto -si Santos es reelegido- se posesionará con un uniforme verde oliva que le obsequiará Fidel Castro y una gorra roja que le mandará de Caracas Nicolás Maduro, y que sus electores -yo incluido- formaremos en las milicias del régimen que liquidará la propiedad privada y la libertad de prensa. ¿Habrase visto mayor ridiculez? ¿Álvaro Uribe puede creer sinceramente esas infames historietas? ¿A un hombre que yo consideraba prudente como Óscar Iván Zuluaga no le da vergüenza divulgar esos mismos despropósitos?Hay que sosegarse, señores uribistas, porque una de dos: triunfa Zuluaga -versión ordinaria del Zorro pues algo va del caldense a Tyrone Power en la inolvidable película-, levanta la mesa de La Habana y Colombia continuará metida en una guerra que nos tiene hastiados, porque está demostrado que no se gana con fusiles sino con el acuerdo. O vence Juan Manuel Santos y continúa la esperanza de paz que puede lograrse este año.Santos ha hecho excelente gobierno, como lo muestran todos los indicadores económicos y sociales, y ha tenido que soportar una cerrera oposición nunca antes vista pues ni Laureano Gómez en su feroz diatriba contra los gobiernos liberales había traspasado los umbrales de la decencia y de la ética políticas porque todas sus normas se han violado al influjo del rencor que guarda Uribe contra Santos y por el que le pasa factura diaria. Esa conducta dejará huella profunda con secuelas gravísimas para el futuro de la patria.Espero que el domingo los colombianos acojan la opción Santos que es la mejor en ese abanico variopinto de aspirantes. Las otras alternativas son el regreso de Álvaro Uribe al poder pues él juega con varios de los candidatos.

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