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Obediencia debida

Me entristece el abismo al que cayeron María del Pilar Hurtado y...

19 de marzo de 2015 Por: Jorge Restrepo Potes

Me entristece el abismo al que cayeron María del Pilar Hurtado y Bernardo Moreno, que pueden ser condenados, la primera a 20 años de prisión y el otro a 10, que en las sobrepobladas cárceles de Colombia son sentencias durísimas.La figura corporal de la doctora Hurtado parece más la de humilde ama de casa que la que uno imagina que ostenta quien tuvo en sus manos la mayor agencia de inteligencia del país, una dependencia adscrita a la Presidencia de la República.Y el doctor Moreno, con su cara de “¿en qué enredo me metí?”, es hombre relativamente joven que había hecho carrera importante en los sectores público y privado antes de ser Secretario General del presidente Uribe.Pero ambos sucumbieron ante quien ellos consideraban el gran hacedor de la nueva Colombia, que supuestamente los puso a hacer “mandados” que los tienen en líos judiciales de los que solamente pueden zafarse si deciden “cantar” a quién reportaban la información que obtenían en sus turbias movidas.El problema es que para lograr la rebaja de penas ya ofrecida por el Fiscal General, no pueden mirar hacia abajo, porque veinte subalternos de la señora Hurtado en el DAS están condenados o en vía de serlo. Lo que obliga a que deben volver los ojos hacia arriba, y allá está, nadie más ni nadie menos, que el director de la orquesta, y ya la fiscal delegada ante la Corte expresó que hubo una verdadera empresa criminal para rastrear –sin orden judicial– a quienes el Gobierno consideraba enemigos: magistrados de la Corte Suprema de Justicia que adelantaba procesos contra políticos con nexos con los paramilitares; opositores como Piedad Córdoba y Gustavo Petro; los periodistas Ramiro Bejarano, Daniel Coronell y León Valencia, en fin, todo el que dijera algo que fastidiara a Uribe era “chuzado” y examinados sus bienes.El Derecho Criminal Romano, del que se nutren muchas de las normas legales colombianas, preguntaba: “quid prodest”, que significa a quién beneficia el delito para tratar de dar con el responsable y llevarlo a juicio. Aquí todos conocemos el único interesado en conocer qué decían los magistrados de la Sala Penal de la Corte, llegando al atrevimiento de infiltrar en esa corporación una agraciada detective quien, con la complicidad de la señora de los tintos, instaló una sofisticada grabadora en la que quedaba registrado hasta el vuelo de una mosca.Es increíble que una persona que ha tenido en sus manos la jefatura del Estado salga a decir, aparte de que le duele ver a este par de amigos condenados, que lo que hay allí es una atroz persecución política y judicial contra él y sus seguidores.Creemos que no es así. Lo que hay es el destape de un entramado perverso que se adelantó en su Gobierno y por el cual Uribe es, por lo menos, responsable político, pues el DAS era un ente bajo su mando directo, y allí también estuvo ese “buen muchacho” Jorge Noguera, a quien nombró y luego premió con el consulado en Milán, y hoy paga 25 años de cárcel por homicidio agravado. Buen primor.María del Pilar Hurtado y Bernardo Moreno pueden alegar en su favor la “obediencia debida”, igual que los jerarcas nazis en Nuremberg para escapar del cadalso. Dijeron ante el tribunal internacional que cumplían órdenes superiores, es decir, la obediencia debida a Hitler. No sirvió el argumento: todos sabemos el resultado letal del fallo.

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