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Jamás he hecho encuesta para saber si Miguel Yusty goza de concepto...

17 de octubre de 2013 Por: Jorge Restrepo Potes

Jamás he hecho encuesta para saber si Miguel Yusty goza de concepto favorable o desfavorable en la opinión pública, cualquiera cosa que ella sea, y que a mí personalmente me importa una higa, pues si hay algo dúctil y maleable es esa tal opinión.Tengo a Miguel Yusty en alto concepto pues mantenemos cordial amistad desde que ambos coincidimos en la política bajo la orientación de Marino Renjifo. Y, de veras, es raro hallar un hombre tan inteligente y con mayor información sobre temas mundiales, que algunos consideran prepotente -o “sobrador”, como dicen los argentinos- pero que a mí me parece contertulio excepcional pues las dos o tres horas que nos reunimos en cualquier cafetería -ambos somos abstemios-, es un tiempo bien disfrutado pues Miguel, aparte de ser conversador nato, tiene agilidad mental y un humor negro delicioso. Sobra decir que las mujeres le admiran pues a ellas el cuento les entra por el oído y Miguel es un artista con la lengua.Con Yusty y otros amigos entre los que destaca James Gómez Hernández, lideramos la campaña del voto en blanco en la elección atípica de gobernador en la que resultó elegido Ubeimar Delgado. Siempre he sostenido que si esa campaña hubiera contado con más de los dos millones de pesos que logramos recaudar para propaganda, con cincuenta ‘palos’ habríamos cubierto el Valle del albo color y otro sería hoy el gobernador, aceptando que Delgado ha sido menos malo de lo que creíamos sus adversarios.En esa campaña aprecié las características de líder de Miguel Yusty pues con él recorrimos los barrios de Cali, dimos entrevistas en todos los radioperiódicos y noticieros de televisión, en fin, adonde nos llamaban aparecíamos a perorar sobre las ventajas del voto de protesta que en el fondo es el voto en blanco. Cuando supe que Yusty aspiraba a la Cámara por el Valle en la lista cerrada uribista, casi sufro síncope pues vi en esa pretensión de mi amigo un acto de la más absoluta indignidad, y así se lo dije. Que un hombre de ideas democráticas, que ha abrevado en todas las corrientes del pensamiento, que sabe de memoria pasajes enteros de los mejores textos de filosofía política, termine apoyando una causa perversa, puro ‘Fascismo ordinario’, como el título de la conocida película italiana, a mí me parecía atroz. Le vaticiné, además, que quedaría con el pecado y sin el género, pues el partido de Uribe está en problemas para sacar un representante vallecaucano de esa horrenda lista de candidatos a la Cámara.El jefe máximo cometió el error de ofrecer a Yusty el tercer reglón de la lista cerrada, y este, con buen criterio, lo rechazó con el argumento de que él no podía estar debajo de personas que tienen cuentas pendientes -no ya con la Justicia que es el común denominador de ese sector- sino con la cultura.Cuando supe eso lo llamé por teléfono y le dije: te salvaste, recuperaste la dignidad y la posibilidad de compartir conmigo otras tardes de grato solaz al calor de un buen café en La Nacional del Oeste, en donde decidimos qué libro comprar.Lo grave para el uribismo es que todas las listas de Cámara son tan mediocres como las del Valle, y como ellas van cerradas, sin la presencia de Uribe que sólo puede aspirar al Senado, no hay quien arrastre en las regiones pues la fuerza de Uribe no le alcanza para transmitir su prestigio político a unos candidatos a los que nadie conoce.

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