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La convención liberal

Es notoria la preocupación de la derecha -una especie de Tea Party...

12 de diciembre de 2013 Por: Jorge Restrepo Potes

Es notoria la preocupación de la derecha -una especie de Tea Party criollo- con Uribe a la cabeza, por el renacer del Partido Liberal al que el expresidente había declarado la guerra con el propósito de borrarlo de la escena política.A qué punto habrá llegado el fastidio que sienten los uribistas por los liberales, que un querido amigo de esa corriente, al preguntarle el motivo por el que ellos detestan al presidente Santos, no vaciló en responder: porque resucitó a tu partido, que Uribe tenía enterrado. Quedé frío pues en mi larga vida cerca del acontecer político jamás había escuchado una opinión tan sectaria, más propia de monseñor Miguel Ángel Builes que de un hombre culto, con título universitario.Así es la cosa y por eso los del trapo rojo jamás acabaremos de agradecer a Humberto Sierra Porto que fue el ponente de la sentencia de la Corte Constitucional que tumbó la ley que autorizaba el referendo para permitir la segunda reelección del señor del Ubérrimo. Hoy Sierra es presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José de Costa Rica.En los ocho años de Uribe, el liberalismo no existió más que en los registros históricos como partido que ha contribuido a construir a Colombia, con errores y aciertos, ambos innegables, pero siempre listo a buscar que la gente viva mejor, que es su razón de ser. Ahí están las leyes y las iniciativas sobre el manejo del Estado que ha apoyado en más de 160 años de existencia. Los que no conocen ese tramo, vale la pena que lo estudien antes de proceder a insultarme por esta nota.Con motivo de la Convención Liberal que se reunió en Cartagena el 1 de diciembre, los furiosos uribistas, como Mauricio Vargas, y algunos izquierdosos, como María Jimena Dusán, han salido con la idiotez de que esa convención estuvo amañada y que todo se llevaba atado. Pues claro que así fue. No pude asistir porque un accidente me sacó de circulación, pero si hubiera estado en La Heroica, habría votado por Simón Gaviria como director del Partido, por el respaldo a la reelección de Santos, y por Horacio Serpa como cabeza de lista al Senado. De eso se trataba el convite.Naturalmente, hubo la parte ideológica y se ratificaron los postulados liberales, que son los de siempre pues todo está inventado en una colectividad de matices socialdemócratas, según lo define el estatuto que la rige.El ‘berrinche’ del senador Juan Manuel Galán fue de un mal gusto infinito. Él es mozo valioso y ha hecho carrera política brillante, pero no tiene por qué invocar a su padre asesinado para pasar factura al Partido. Nadie ha pensado en excluirlo, como no excluyó Germán Vargas a su hermano Carlos Fernando Galán, que encabeza la lista al senado de Cambio Radical. Pero es que en política hay jerarquías que no se pueden soslayar y a pesar de que la lista roja es abierta, el Partido consideró que Serpa es el indicado para ocupar la primera casilla senatorial. Juan Manuel Galán, cuando recobró la sensatez pidió ser “el número 100”, recordando el bolero.Duerman tranquilos los enemigos del liberalismo. Los congresistas que elegiremos el 9 de marzo trabajarán en el Capitolio por el bien común y para desarrollar las leyes necesarias para el posconflicto, una vez culminen las conversaciones en La Habana. Y el 25 de mayo contribuiremos a reelegir a Juan Manuel Santos para que “las ideas que gobiernan” sigan vigentes en la Casa Nariño.

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