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Firmatón uribista

La inminencia del acuerdo final que suscribirán en La Habana el Gobierno...

30 de junio de 2016 Por: Jorge Restrepo Potes

La inminencia del acuerdo final que suscribirán en La Habana el Gobierno y el comandante de las Farc, tiene inquieto al expresidente Uribe -y, desde luego, a sus conmilitones- porque al acogerse ese grupo a las leyes de Colombia, el discurso se les agota, no sólo al líder sino también a los vociferantes congresistas, pues todos ellos han hecho de la guerra el fundamento de su existencia política.Como han salido perdedores de todas las iniciativas que el Gobierno ha presentado al Congreso y que hacen relación con la implementación de un marco jurídico que dé garantía a las Farc de que no serán ‘conejeadas’ más adelante, ahora pretenden mostrar los dientes con la recolección de firmas para decirle a Santos que el pueblo repudia, no sólo al Presidente, sino todo lo que salga de la isla caribeña. Juzgo que cualquier número de firmas que recauden no sirve para nada, salvo para decir que están presentes en la oposición al proceso de paz.Increíble es que quienes están de mandaderos de Uribe recogiendo firmas apelen a mentiras perversas para embaucar incautos. En los centros comerciales aparecen linajudas damas ofreciendo el bolígrafo y la planilla. Hasta ahí, todo bien, como diría el Pibe Valderrama. Pero lo aberrante es que esas mismas señoras pregunten al desprevenido: ¿Usted quiere que le suban los impuestos? No, responde el tipo. Entonces, firme aquí. Otra espeta: ¿Usted quiere que le suban las tarifas de servicios públicos? No. Entonces venga y firme. Otra grita: ¿Usted quiere que Colombia se convierta en una agencia comunista del castrochavismo, y que Maduro sea el amo de la patria? No. Entonces estampe aquí su rúbrica. Horrible el procedimiento, pero exitoso pues los colombianos por lo general no le niegan la firma a nadie.Pueden recoger millones de firmas, que por esa vía no llegan a ningún Pereira, porque no hay seguridad de que esas firmas se conviertan en votos, que son los que aprobarán el plebiscito cuando los colombianos respondamos Sí o No sobre los acuerdos suscritos en Cuba. Serán escasos los que atenderán el llamado de Uribe en cuanto al voto negativo, y seremos legión los que acogeremos la respuesta positiva.Esa respuesta afirmativa será inmensa porque los jóvenes quieren un porvenir sin el estruendo de la guerra y los viejos porque queremos vivir los últimos años en un ambiente sin esta polarización que ya deteriora hasta las reuniones sociales, que se han convertido en estadios de discusión acalorada, pues en todas salta alguien con la infamia repetida de que el presidente Santos está entregando a Colombia a las Farc, sin garantía alguna para los 48 millones de compatriotas.Todo lo que se acuerde en La Habana será sometido a refrendación popular, pasará por el Congreso Nacional y deberá tener aprobación de la Corte Constitucional. Santos firmará el pacto con las Farc pero de ahí en adelante el pueblo, directamente, e indirectamente con sus voceros en el Capitolio, y con el visto bueno de la guardiana de la Carta Política culminará el proceso.Deje, por favor, señor Uribe, que se cumpla esa hoja de ruta. Sugiera, como lo está haciendo ahora, que su gente vote No. Ordene que sus congresistas se opongan, y espere calmado el pronunciamiento del alto tribunal. Colabore para que la juventud tenga la esperanza de que termine el peor componente que tiene hoy la violencia colombiana.

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