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El Congreso Liberal

Hoy se reúne en Bogotá el VII Congreso Liberal, máxima autoridad del Partido, y al que asisten delegados elegidos en todas las regiones de Colombia.

27 de septiembre de 2017 Por: Jorge Restrepo Potes

Hoy se reúne en Bogotá el VII Congreso Liberal, máxima autoridad del Partido, y al que asisten delegados elegidos en todas las regiones de Colombia.

No creo que esa alta instancia roja haya sido convocada en un momento más trascendental que el que ahora vive el país y, desde luego, el liberalismo que ha contribuido a forjar buena parte de nuestra historia republicana desde su fundación a mediados del Siglo XIX. Llego a pensar que esta es una hora definitiva pues Colombia transita un sendero político en el que se juega el porvenir de las próximas generaciones, que confían que las diferencias ideológicas se tramiten sin violencia.

A pesar de que muchos le han expedido certificado de defunción a mi colectividad, yo la veo viva y actuante, y dispuesta a lograr que el presidente de la República que se elija en 2018 sea uno de los suyos, el que mejor interprete los sentimientos que bullen en el alma colectiva.

De este congreso deben salir dos resultados: el escogimiento de director único, porque una directiva colegiada solamente sirve para estimular las divisiones internas. Ese director tiene que ser César Gaviria Trujillo, quien es el único líder con capacidad de estimular el espíritu liberal para alcanzar el poder el año próximo. Y, en segundo término, pero no menos importante, que los convencionistas escojan candidato presidencial como fin último de la reunión, pues diferir para las elecciones parlamentarias de marzo esa nominación sería auténtico suicidio político.

Otra opción que puede considerar el congreso es designar jefe único a Gaviria e investirlo de plenos poderes para lograr consenso entre los precandidatos liberales -Humberto De la Calle, Juan Fernando Cristo, Vivianne Morales, Juan Manuel Galán, Edinson Delgado y Luis Fernando Velasco- para que en un gesto de lealtad al trapo rojo se proclame al portaestandarte del partido a más tardar en noviembre.

Una extensa vida política me hace pensar, con sólido fundamento, que no existe candidato mejor que Humberto De la Calle, no ya por haber sido el jefe negociador del Gobierno en el Acuerdo con las Farc, sino porque es auténtico hombre de Estado, que puede dar confianza a todos los colombianos una vez instalado en la Casa de Nariño.

Cristo, Galán, Delgado y Velasco tienen posibilidad de esperar otra oportunidad para sus aspiraciones presidenciales. La senadora Morales, cuyas últimas actuaciones son ajenas a la ideología liberal, debe buscar el apoyo de sus laderos cristianos si insiste en su pretensión. Hoy sería un adefesio que el Partido Liberal la tuviera como candidata.

La llave Gaviria-De la Calle, con el mandato de buscar una amplia coalición, como la que se formó para enfrentar al uribismo en la segunda vuelta en la elección presidencial de 2014, es la única garantía para frenar a la derecha ultramontana que se ha enquistado en buena parte de la población, y a una izquierda -tipo Gustavo Petro- que nadie puede intuir hacia donde conduciría los destinos nacionales luego de su descalabro atroz en su paso por la alcaldía bogotana.

Desde mi posición de liberal raso aspiro que del congreso que hoy inicia deliberaciones salga el partido fortalecido y listo para librar las justas democráticas del año venidero. Que el espíritu liberal de Uribe Uribe, de Gaitán, de López Pumarejo, de Carlos Lleras, guíe los debates para que este fin de semana podamos lanzar el viejo grito de ¡Viva el Partido Liberal, carajo!

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