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El cine italiano

La muerte de Bernardo Bertolucci me hace pensar que debo a los lectores cinéfilos mi apreciación sobre el cine italiano

16 de enero de 2019 Por: Jorge Restrepo Potes

La muerte de Bernardo Bertolucci me hace pensar que debo a los lectores cinéfilos mi apreciación sobre el cine italiano, que alcanzó alta cima a mediados del Siglo XX con directores de la talla Vittorio de Sica, Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, Roberto Rosellini y el mismo Bertolucci.

Cuando cursaba el bachillerato surgió el ‘boom’ de las grandes luminarias femeninas del cine italiano, y los jóvenes de entonces entrábamos en éxtasis cuando en las pantallas aparecían las exuberantes actrices, Silvana Mangano, Lucia Bosé, Gina Lollobrigida, Claudia Cardinale, Sophia Loren y la despampanante Silvana Pampanini, imposible decir cuál era más bella y mejor dotada en sus atributos corporales que no se veían en ninguno otro, ni en el cine gringo ni en el europeo, quizá con la excepción de Marilyn Monroe.

Hubo una actriz que le movía el piso a la muchachada, que no podía dejar las manos quietas después de verla como Dios la trajo al mundo en Sensualidad: Eleonora Rossi Drago.

Si se me pidiera una lista de las mejores cintas italianas de esa época, tendría que comenzar por Ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica, Roma ciudad abierta de Roberto Rosellini, La strada de Federico Fellini, a quien también debemos las magistrales Giulietta de los espíritus, 8/12, y Satiricon.

Otro grande, Pier Paolo Pasolini, a quien debemos El evangelio según San Mateo, tremenda, que tuvo problemas con la censura eclesiástica, y una perfecta, Edipo Rey.

Bertolucci nos dejó dos joyas de la cinematografía universal: Novecento y El último emperador, dos películas de culto que todos los cinéfilos tienen la obligación de ver antes de morir.

Famosa fue también Italia con sus películas del oeste gringo, filmadas en España pero que opacaron a los ‘cow boys’ norteamericanos, a excepción de Los profesionales, a mi juicio la mejor de todas. El director italiano Sergio Leone descubrió a Clint Eastwood y con él alcanzó fama y fortuna con la saga de Por un puñado de dólares, Por unos dólares más, y El bueno, el malo y el feo.

Eastwood se convirtió en el más reconocido ‘vaquero’ y se hizo ídolo de la pantalla no solo por sus roles de pistolero sino también como detective con las cuatro películas de Harry el sucio, que ya perdí la cuenta de las veces que las he visto.

También se lucieron los italianos con cintas de humor, como ese prodigio de Venga a tomar café con nosotras, con la actuación de Ugo Tognazzi, o El pequeño mundo de don Camilo, con el insuperable Fernandel, bajo la dirección de Giovanni Guareschi.

Hoy ya no brilla tanto el cine italiano, y llegan a Colombia pocas películas de esa procedencia, pero fue tan grande hace unos años, que esa grandeza sobrevive al paso de los años.

Si tuviera que mencionar la que a mi parecer es la mejor entre las mejores películas italianas, me decidiría por La strada, que en español sería La calle, de Federico Fellini en la que juntó a su esposa Giulietta Masina con el insuperable actor norteamericano Anthony Quinn, dando por resultado una cinta perfecta.

Los directores italianos llevaban al altar a las rutilantes estrellas. Rosellini e Ingrid Bergman vivieron tremendo escándalo luego de la filmación de Stromboli pues la sueca era casada. Dino de Laurentiis (productor) llevó al tálamo a Silvana Mangano. Carlo Ponti a Sophia Loren. De este último el máximo humorista colombiano Lucas Caballero ‘Klim’ escribió que cuando alguien es feliz debería decir estoy Ponti.

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