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¿Cuál conciencia?

No entiendo que una persona que ha ocupado la más alta dignidad de la Nación muestre ese aspecto de su personalidad proclive a la violación de la ley que juró cumplir al posesionarse como senador.

2 de mayo de 2018 Por: Jorge Restrepo Potes

A Luz Adriana Moreno, representante a la Cámara por la ‘U’, el Consejo de Estado la despojó de su investidura por haber contestado a lista en seis ocasiones y abandonar el recinto al momento de la votación. Para mayor claridad me remito al Artículo 183 de la Constitución, que en el numeral 2 prescribe: “Los congresistas perderán su investidura por la inasistencia en un mismo periodo de sesiones, a seis reuniones plenarias en las que se voten proyectos de acto legislativo, de ley o mociones de censura”. La corporación tiene veinte días para pronunciarse sobre la pérdida de investidura solicitada por la mesa directiva de la respectiva cámara o por cualquier ciudadano. En el caso de la señora Moreno fue un particular el que pidió la sanción.

El país vio por televisión a Álvaro Uribe, actual senador y reelecto el 11 de marzo, y a toda su bancada de sumisos seguidores cuando se discutía el Acto Legislativo No. 1 de 2017, relacionado con el Acuerdo con las Farc, que entraban al salón, respondían a lista, y cuando iba a iniciarse la votación, todos los 20 senadores del CD escapaban como si hubiesen oído una alarma de incendio.

No entiendo que una persona que ha ocupado la más alta dignidad de la Nación muestre ese aspecto de su personalidad proclive a la violación de la ley que juró cumplir al posesionarse como senador. Además el haber sido primer magistrado, impone carácter, y obliga a quien ostenta esa calidad a ser ejemplo para sus compatriotas, y debe tratar de zanjar las discordias en lugar de atizarlas.

Para no hablar del bochornoso espectáculo que dio Uribe al agredir al senador Carlos Fernando Galán quien adelantaba un debate sobre ordenamiento territorial en el que tocó un negocio que hicieron los hijos de Uribe con un lote de terreno en Mosquera, que por arte de birlibirloque pasó de rural a urbano y de allí a zona industrial, elevando su valor a cifra astronómica. Uribe gritándole improperios a Galán trajo a mi memoria la noche trágica de 1949 cuando tras acalorada discusión en la Cámara del representante liberal Gustavo Jiménez y el conservador Carlos del Castillo, el primero cayó muerto por las balas que salieron del revólver de su adversario.

Lo que protagonizó Uribe en el recinto es funesto para la democracia colombiana. Los jóvenes se preguntan, con razón, ¿si así actúa un expresidente, qué cabe esperar de cualquier sujeto que llegue al Congreso, sin la hoja de vida del líder antioqueño? Grave.
En ejercicio de la acción que tenemos los ciudadanos, dos abogados presentaron demandas para que los senadores Álvaro Uribe e Iván Duque pierdan sus investiduras por haber contestado a lista y escabullirse al momento de la votación en número doble de sesiones que el que produjo la salida de la representante Moreno. La demanda contra Duque se presentó antes de que renunciara a la curul para dedicarse a su campaña presidencial. Si el fallo en su contra sale antes de las elecciones, no podrá ser candidato. Y si resulta electo presidente, no podrá ejercer el cargo. Así que ambos deben estar con el Credo en la boca porque el alto tribunal solamente tiene que copiar el fallo que produjo la pérdida de investidura de la congresista caldense.

Así tiene que proceder el Consejo de Estado y que no salgan ambos con el trillado cuento de la persecución política. Y lo de la objeción de conciencia que alega Uribe no sirve porque, ¿cuál conciencia?

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