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Aquí pasó algo

El rotundo éxito electoral de algunos movimientos y partidos alternativos el 27 de octubre indica que algo de suma importancia sucedió en la vida política del país.

4 de diciembre de 2019 Por: Jorge Restrepo Potes

El rotundo éxito electoral de algunos movimientos y partidos alternativos el 27 de octubre indica que algo de suma importancia sucedió en la vida política del país, y manda un mensaje de alerta a los partidos tradicionales, que están totalmente divorciados de la opinión nacional.

La victoria de Claudia López en Bogotá, dadas su condición de género y preferencia sexual, muestra que en la capital se impuso el voto libre, sin desconocer el buen resultado que obtuvo Carlos Fernando Galán quien desde su curul en el Concejo capitalino puede fortalecer su imagen con miras a futuros proyectos electorales.

El apoteósico triunfo de Daniel Quintero en Medellín, enfrentado a Alfredo Ramos, hijo de Luis Alfredo y fuerte candidato de Álvaro Uribe, señala que en esa ciudad se acabó el mito del expresidente, que también perdió la gobernación con su candidato Andrés Guerra, hijo del antiguo jefe liberal Bernardo Guerra.

Por más que tres histéricas senadoras del uribismo traten de minimizar la estruendosa derrota en las urnas, lo cierto es que Colombia le dio un duro golpe a las pretensiones futuras del senador Uribe, cualesquiera que ellas sean, pues quedó en evidencia que el tal Centro Democrático es una entelequia que sobrevive solamente por la figura del líder paisa. Y afirmo que es una entelequia porque usted, querido lector, no encuentra a nadie que se diga miembro de ese partido: son uribistas, y punto.

Y a Álvaro Uribe se le terminó el combustible porque un dirigente no puede armar un proyecto político con base en dos premisas tan débiles como son el odio a Juan Manuel Santos y la oposición al Acuerdo de Paz, que ya es de clavo pasado, pero que la gente sensata reconoce los inmensos beneficios que le trajo al país la desmovilización de las Farc. Solo mentes obcecadas pueden negar esa realidad.

Lo que también quedó patente en estos comicios es que la fuerza del dinero sigue imponiendo candidatos, y más si esos candidatos cuentan con apoyos oficiales, como sucedió en Atlántico y en el Valle del Cauca. Aquí fue notorio el músculo que le prestó a su pupila la señora gobernadora. En ambos departamentos nadie se detuvo a examinar las capacidades administrativas de los protegidos. Bastaba saber cuáles funcionarios los respaldaban.

Ya el jefe del gavirismo, que es en lo que quedó convertido el viejo liberalismo, lanzó a Alex Char como candidato presidencial para 2022. En unos días, seguramente, señalará como fórmula vicepresidencial del costeño a nuestra apreciada coterránea.

Hay que recordarle al expresidente que su secta únicamente obtuvo siete gobernaciones y solo una capital de departamento: Leticia. Que fue el partido más votado para concejos, alega. Sí, pero con solo el 21 % del total nacional, y con eso no se va a ningún Pereira.

Se impone la necesidad de crear un esquema político en el que no imperen los caciques regionales. Pienso que la ruta está despejada para que un ciudadano de las características de Sergio Fajardo levante la bandera del cambio y que unidos los colombianos escojamos el mejor presidente en 2022.

Compromiso Ciudadano, que es el grupo que comanda Fajardo terminará unido con el Partido Verde, que le aportará lo que lograron en Bogotá y en Cali, para solo citar dos grandes capitales. Y no me queda duda de que Antioquia y Medellín apoyarán con todo entusiasmo a su paisano. Ojalá salten al ruedo democrático otros de ese talante.

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