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Aquel 19

Sandra Rodríguez y María Jimena Plaza acaban de publicar interesante libro sobre los acontecimientos sucedidos el 19 de abril de 1970, fecha en la que Misael Pastrana Borrero se impuso sobre Gustavo Rojas Pinilla.

26 de agosto de 2020 Por: Jorge Restrepo Potes

Sandra Rodríguez y María Jimena Plaza acaban de publicar interesante libro sobre los acontecimientos sucedidos el 19 de abril de 1970, fecha en la que Misael Pastrana Borrero se impuso sobre Gustavo Rojas Pinilla, en unas elecciones que muchos califican de ‘chocorazo’ pues señalan que por manipulación de la Registraduría había resultado triunfador el candidato del Frente Nacional, y perdedor el exmilitar, autor del golpe de cuartel del 13 de junio de 1953.

Vale la pena que alguien como yo que conoció en vivo y en directo los hechos que antecedieron a esos comicios, relate lo que le consta de ese episodio, que dio origen a la guerrilla del M-19, que de la hirsuta derecha rojista pasó a una izquierda criminal.

Misael Pastrana estudiaba bachillerato en el colegio jesuita de San Bartolomé, y en vísperas de la asunción del mando de Eduardo Santos en 1938, el presidente entrante y el saliente, Alfonso López Pumarejo, estaban en el palco de honor en Santa Bárbara, cerca de la capital, presenciando una revista aérea. Un intrépido piloto hizo maniobra infortunada y el avión se precipitó a tierra. De milagro, los dos próceres se salvaron, pero muchos resultaron muertos o con tremendas quemaduras. Entre estos estaba Misael, que fue llevado al hospital y allí recibió el auxilio de doña Bertha Hernández, esposa del empresario Mariano Ospina Pérez. Pastrana se hizo abogado y luego fue secretario privado del presidente Ospina. De allí fue a Italia como secretario de la embajada a cargo de Carlos Arango Vélez, con cuya hija María Cristina se casó posteriormente.

Pasada la etapa de la violencia y llegado el Frente Nacional, Pastrana fue ministro de plurales carteras en diferentes administraciones. Carlos Lleras lo nombró ministro de Gobierno y luego embajador en Washington.

Como yo hacía parte de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, participé activamente en los debates de la Reforma Constitucional de 1968, en la que Pastrana tuvo brillante desempeño, como ministro de la política. De allí nació mi amistad con él, quien tuvo la gentileza de asistir como ministro al banquete que en Tuluá organizaron mis paisanos con motivo del nombramiento que como secretario de Gobierno departamental me hiciera Rodrigo Lloreda.

Los conservadores, socios de ese Frente con los liberales, no veían con buenos ojos a Pastrana, y le montaron competencia: saltaron al ruedo Belisario Betancur y Evaristo Sourdís. Misael y Sourdís empataron en la convención goda, y Ospina resolvió el asunto proclamando candidato al opita.

Llegaron las elecciones. A las 9:00 de la noche Rojas aventajaba a Pastrana por 60 mil votos. Carlos Augusto Noriega, quien había reemplazado a Misael en el ministerio de Gobierno fue a la Registraduría y ordenó que no emitiera más boletines informativos, y prohibió que radio y televisión soltaran noticias electorales. A las 6:00 de la mañana, Colombia amaneció con nuevo presidente. Misael Pastrana Borrero ganó por una cabeza, 60 mil votos.

Como Colombia es un país singular, el mismo que había sacado a sombrerazos a Rojas del mando 13 años antes, en esta ocasión estuvo a punto de hacerlo de nuevo presidente, ahora por la vía electoral, lo que hubiese echado por tierra todo el esfuerzo pacificador hecho por Alberto Lleras y Laureano Gómez, cogestores del Frente Nacional.

No tengo elementos de juicio para señalar de ‘chocorazo’ lo de aquella noche, pero sé que nos fue mejor con Pastrana, quien fue un buen presidente. El triunfo de Rojas habría sido un salto al vacío.

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