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“Ahí dice”

Cuando Darío Echandía pretendía darle mejor contenido a una intervención suya en...

6 de enero de 2011 Por: Jorge Restrepo Potes

Cuando Darío Echandía pretendía darle mejor contenido a una intervención suya en el Senado sobre algún tema constitucional, blandía en sus manos, como si se tratara de una espada, la Constitución Nacional y, con su acento tolimense característico, exclamaba: “Ahí dice”. Y, efectivamente, la Carta le daba la razón y terminaba el debate.Porque las normas constitucionales son las que los colombianos aprobamos para vivir en comunidad, y cuando el país las soslaya o, simplemente, las viola, sobrevienen el caos y la anarquía. El ex presidente Uribe en su desmedida megalomanía y en su afán de hacerse reelegir a cualquier costo, hizo reformar a su antojo la Carta de 1991 para poder presentarse como candidato a una segunda reelección, y el país vio en su momento y luego con los horrores que hemos conocido, cómo se llevaron de calle preceptos en los que se funda el régimen democrático de esta vapuleada nación, que merece mejor suerte que estar en la mano de Yidis Medina sentada en un sanitario negociando con Uribe su voto en la Cámara de Representantes.A propósito, no he encontrado ninguno de esos furiosos uribistas que me diga que la escena del baño de Palacio con Uribe arrodillado ante Yidis no es de lo peor que haya pasado en los últimos años. ¿Habrá alguien que imagine a Alberto Lleras o a Mariano Ospina en esa posición genuflexa implorando el voto de un parlamentario? Cuando yo leí lo que cuenta la señora Medina, quedé de una pieza, como decimos en Tuluá, pues los colombianos no merecemos que un presidente ande en esas. Pero bueno, no se le puede pedir peras al olmo, y Uribe es capaz de todo.Volviendo a la Constitución, y en relación con las suspendida elección para Gobernador del Valle, es bueno leer el artículo 303, que en su inciso tercero expresa: “ Siempre que se presente falta absoluta de más de dieciocho (18) meses de la terminación del periodo, se elegirá gobernador por el tiempo que resta”. Así de sencilla. No cabe interpretación a esa norma, y hay que atenerse a su tenor literal. En esa disposición no se habla ni de invierno ni de verano, y como el gobernador Abadía fue destituido antes de pasar el límite de 18 meses para terminar su periodo, pues entonces al presidente Santos le corresponde convocar a elecciones.Naturalmente pienso que el tiempo para el gobernador que resulte elegido es muy corto, y que esa plata podía destinarse a otros menesteres, si se pudiera, pero no se puede pues son partidas presupuestales de destinación específica, y ya el Registrador dijo que de los 16 mil millones se han invertido cerca de 10 mil y que el saldo pertenece a la vigencia de 2011 que aún no ha entrado en ejecución.Juzgo que al presidente Santos y su ministro Vargas se les fueron las luces aplazando las elecciones, y que van a terminar convocándolas para un periodo aún más corto y con la ley de garantías encima. Me cuesta trabajo ver la manera para sacarle el cuerpo al mandato constitucional sin caer en un problema grave, pues la omisión le puede salir más costosa al Gobierno.La democracia tiene costos que deben sufragar todos los contribuyentes, y los gobernantes no pueden eludir un proceso comicial que ya estaba en curso, con fecha definida. Ojalá la razón jurídica que tengan Santos y Vargas para no convocarlas sea bastante para convencernos de que no están violando la Constitución en materia grave. Que recuerden a Echandía con su célebre “Ahí dice”.

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