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Adlai stevenson

Cuando una persona medianamente culta escucha el apellido Stevenson, de inmediato piensa...

9 de enero de 2014 Por: Jorge Restrepo Potes

Cuando una persona medianamente culta escucha el apellido Stevenson, de inmediato piensa en Robert Louis Stevenson, el notable escritor, autor de obras famosas como La isla del tesoro y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Yo, que admiro mucho al novelista escocés, al oír ese apellido viene a mi mente el recuerdo de Adlai Stevenson, a mi juicio el más destacado político estadounidense del Siglo XX, así la suerte le haya sido adversa en su aspiración a la presidencia, que perdió en dos elecciones consecutivas, las de 1952 y 1956.Álvaro Escobar Navia, a la sazón rector de la Universidad del Valle, me aceptó invitación a almorzar para hablar de política pues yo vi siempre en él uno de los mejores analistas de la realidad nacional. En ese momento estaba en pleno furor la campaña presidencial, y Carlos Lleras, de quien Escobar y yo éramos seguidores, enfrentaba a Julio César Turbay, en un absurdo consenso llamado “de San Carlos”, según el cual el candidato cuyas listas al Congreso obtuvieran mayoría sería el ungido por el liberalismo en la próxima elección presidencial. Me opuse a ese pacto pues Turbay controlaba a toda la clase política y de antemano sabíamos que ganaría en los comicios de Cámara y Senado. Tal cual sucedió, y los lleristas quedamos viendo un chispero.Le pregunté a Escobar cómo era posible que un hombre de las condiciones de estadista de Carlos Lleras fuese derrotado estruendosamente por un político cuya única cualidad se centraba en manejar como en un teatro de marionetas a los dueños de los votos en todo el país. Escobar contestó con frase lapidaria: “Es que el país se parece a Turbay y los colombianos son muy distintos a Carlos Lleras. Por eso le dieron esa muenda”Volviendo a Stevenson, el gringo, puedo aplicarle el diagnóstico exacto de Escobar Navia. Stevenson era un provinciano de Illinois que no se dejó nunca etiquetar pues era un norteamericano sin marca. Era abogado y había ido a Princeton y Harvard, pero no estuvo matriculado en ninguno de los círculos cerrados de los universitarios, como John F. Kennedy con Harvard.Sin ser un líder político, su partido, el Demócrata, lo escogió dos veces como candidato, pero su discurso luminoso y sus palabras polisilábicas lo llevaron a la doble derrota pues era el ‘egghead’, el intelectual cabeza de huevo, pero él tomaba ese calificativo con humor, y parafraseando a Marx y Engels, decía: “¡Cabezas de huevo, uníos. No tenéis nada que perder sino vuestras yemas!”.Eso no caló entre sus compatriotas pues allá les gusta el líder brillante pero no muy ingenioso, y por eso hay tantos hombres que no dieron su auténtica medida sino al llegar a la Casa Blanca, tal como pasó con Roosevelt y Kennedy.Además, creo que conspiró contra Stevenson la circunstancia de enfrentar en ambas elecciones a un héroe nacional de la dimensión de Eisenhower, que pocos años antes había sido el comandante en jefe de todos los ejércitos que hicieron morder el polvo de la derrota a la Alemania nazi.Stevenson murió sin haber alcanzado la presidencia. Pero todos recordamos su paso por la política norteamericana, sus intervenciones en el Senado, su desempeño en la ONU en donde como embajador de su país, demostró con fotografías el emplazamiento en Cuba de los misiles con ojivas nucleares soviéticos en 1962.Lástima que Obama no cuente con un aliado con las capacidades intelectuales y políticas de Adlai Stevenson.

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