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A la Plaza

Tengo “inventariados” a los verdaderos aficionados que compran abonos para asistir a...

18 de diciembre de 2014 Por: Jorge Restrepo Potes

Tengo “inventariados” a los verdaderos aficionados que compran abonos para asistir a las temporadas de fin de año en la linda plaza de Cañaveralejo: somos 4.000 personas que nos hemos envejecido fieles a una afición que ha venido menguando con el paso del tiempo. Ahí para nada juegan los desencuentros que hubo por largo tiempo entre Plaza de Toros de Cali S.A. y la Fundación Plaza de Toros de Cali, esta última ya disuelta y liquidada, por lo que la sociedad anónima retomó el control total de los inmuebles de Cali y Palmira, y del espectáculo.Ya no estamos en las épocas doradas de Cañaveralejo, cuando la empresa vendía la totalidad del aforo desde que abría las taquillas en febrero, y hubo gente que lograba pingües utilidades financieras con la reventa de abonos. Este periódico se colmaba de avisos limitados por ofertas de boletería, y el Hotel Intercontinental, tan importante en las temporadas, se veía en apuros para contener a los revendedores que “tumbaban” a los turistas extranjeros con precios astronómicos. Conocí a alguien que vendía sus dos abonos de barrera del tendido seis con una utilidad del 500% y con ella viajaba a Europa cada año.Esos tiempos de gloria quedaron en el olvido, como las pasiones de la juventud. Ahora los muchachos tienen otras inquietudes. Ya los toros no son parte del programa oficial de la Feria de Cali, que muchas veces monta eventos simultáneos con las corridas, a pesar de que el Municipio es socio de la empresa taurina. Ya las señoras no mandan a confeccionar un traje costoso para cada tarde. Ya, en fin, la cosa está complicada.Los únicos que no hemos cambiado son los 4.000 fieles aficionados que a los ojos de los antitaurinos somos unos desalmados que gozamos viendo sufrir al toro, crítica que me desliza pues esos ángeles del Señor comen sancocho de gallina despescuezada sin anestesia, lomo de res asesinada en los mataderos y costilla de cerdo pasaportado a cuchillo limpio.A esos 4.000 camaradas de los tendidos me dirijo para que nos comprometamos -yo ya lo hice- a adquirir cada uno tres abonos para que pongamos 12.000 espectadores (el aforo completo es de 16.000) en los seis festejos que se presentarán en Cañaveralejo, una novillada y cinco corridas de toros, en las que estarán los mejores de quienes visten trajes de luces: los españoles Perera, El Fandi, Sebastián Castella, Iván Fandiño, Juan José Padilla y Antonio Ferrera, con los excelentes rejoneadores Pablo Hermoso y Diego Ventura. Con ellos los colombianos Bolívar, Perlaza, Vargas, Manuel Libardo, Ricardo Rivera y José Fernando Alzate.En la novillada del 25 lidiarán el venezolano Jorge Enrique Colombo, y los criollos Juan Camilo Álzate y otro por definir.Creo que en medio de dificultades económicas sin cuenta, Alfredo Domínguez, presidente de la entidad responsable de la temporada, se lució, con su junta directiva. Pero ellos solos no pueden. Somos los aficionados los que podemos apoyarlos concurriendo a las corridas, pero no solos sino con dos amigos de cualquier sexo.Si eso no se da, temo que esta será la última temporada en nuestra plaza, pues nadie se encargará en el futuro de hacer tantos esfuerzos y asumir tamaña responsabilidad financiera, sin que haya la seguridad de obtener respuesta de los aficionados. Nos vemos en Cañaveralejo para gozar de la fiesta con los excelentes carteles integrados por los artistas del ruedo contratados por Domínguez.

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