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Promesas rotas

¿Qué tienen en común Barack Obama, Hugo Chávez, Felipe Calderón y Luis...

10 de julio de 2011 Por: Jorge Ramos

¿Qué tienen en común Barack Obama, Hugo Chávez, Felipe Calderón y Luis Fortuño, gobernador de Puerto Rico? Que hicieron promesas muy concretas para llegar al poder y no las cumplieron.Empecemos con Obama. Durante su campaña presidencial asistió a la conferencia de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Designados que reúne cada año a los principales funcionarios públicos hispanos del país, y les prometió que, de ser elegido, regresaría a su reunión como Presidente. Ya como Presidente ha sido invitado tres veces -incluyendo la reciente conferencia celebrada en San Antonio- y las tres veces ha declinado. “Es una falta de respeto a nuestra comunidad”, me dijo Juan Carlos Zapata, presidente del Fondo Educacional de Naleo, en una entrevista reciente. Zapata, quien aseguró que esperaba que Obama cumpliera su palabra y regresara a la conferencia para alentar el diálogo con líderes hispanos, subrayó que el Presidente “no ha sido honesto” con los latinos. La Casa Blanca, a través de un comunicado, dijo que el Presidente no puede asistir a todas las conferencias que quisiera y que un solo evento no define la relación de Obama con los hispanos. Cierto. Pero si Obama, mientras buscaba hace años los votos y el apoyo de la comunidad hispana en la conferencia de Naleo, prometió que regresaría como comandante en jefe y no lo ha hecho, ¿cómo puede ser visto esto salvo como una promesa no cumplida? Hay otra promesa que Obama no cumplió con los votantes hispanos: “Lo que puedo garantizar es que tendremos, en el primer año, una propuesta migratoria que yo pueda apoyar,” me dijo el candidato Obama en una entrevista el 28 de mayo del 2008 en Denver, Colorado. Años después, para justificar que aún no hemos visto una verdadera reforma inmigratoria en Estados Unidos, el Presidente dice que no puede lograr que un Congreso políticamente dividido apoye una iniciativa de ley amplia de esta naturaleza. Eso es cierto, particularmente ahora que la Cámara de Representantes es controlada por los republicanos. Sin embargo, prometió tener una propuesta migratoria en el primer año de su gobierno. Ahora, al tercer año, todavía no lo ha hecho. Si esta promesa, tan clara y pública, no fue cumplida, ¿cómo va a recuperar la confianza de los votantes hispanos para que voten por él en 2012? Ahora hablemos de Hugo Chávez. El 5 de diciembre de 1998, un día antes de las elecciones presidenciales en Venezuela, Chávez me prometió tres cosas en una entrevista. Una: Si era elegido, entregar el poder después de un periodo de cinco años. “Claro que estoy dispuesto a entregarlo”, me dijo. Dos: No habría nacionalización de ninguna empresa privada en Venezuela. “No, absolutamente nada”, contestó. Tres: Chávez prometió no asumir el control de ningún medio de comunicación privado, ni cerrarlo. “Basta con el medio del Estado.” Las tres promesas ya las rompió. Chávez mintió para ganar -aunque, si hubiera dicho lo que realmente estaba planeando para Venezuela, sin duda hubiera perdido. Irónicamente, en esa entrevista Chávez llamó “dictador” al ex líder cubano Fidel Castro, el mismo “dictador” con el que fue fotografiado en La Habana, después de que Chávez fue operado por médicos cubanos para remover un tumor. Otro que prometió y tampoco cumplió es el actual gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño. En un anuncio durante su campaña en el 2008, dijo: “Hago el compromiso contigo de reducir el tamaño del gobierno sin despedir a nadie”. Pero después despidió a más de 16 mil empleados. Cuando lo confronté en una entrevista me dijo que el gobierno anterior le había dado cifras equivocadas y que no tenía más remedio que despedir trabajadores. Sin embargo, su promesa fue muy clara: “No despedir a nadie”. No cumplió su promesa. Fortuño está buscando la reelección en el 2012. Sospecho que entre sus posibles electores no estarán los miles de empleados que despidió. Felipe Calderón, el presidente de México, también incumplió sus promesas de campaña. En una entrevista en el 2006, antes de las elecciones, Calderón me dijo que tendría un “gobierno de coalición” y crearía más de un millón de empleos al año. “Yo voy a ser el presidente del empleo”, me aseguró. Cuatro años después, está claro que Calderón rompió sus promesas. Y no sólo eso. No será recordado por ser el “presidente del empleo” sino por ser el presidente de los 50 mil o quizás hasta 60 mil muertos. Si Calderón hubiera dicho que su prioridad sería enfrentar el narcotráfico y que el costo sería miles de muertos, seguramente habría perdido el voto de muchos mexicanos y, quizás, hasta la Presidencia. A nadie sorprende que estos cuatro políticos, de ideologías, países y partidos tan distintos, caigan en el grupo de los que prometen y no cumplen. Los cuatro han dado muchas excusas de por qué no han podido cumplir. Pero si no estaban seguros que las podían cumplir, ¿por qué hicieron esas promesas? Para ganar la elección, obviamente. Obama, Chávez, Fortuño y Calderón olvidaron la lección clave que les enseñamos a los niños y que mantiene la credibilidad.