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Unión de ánimos

“Para esta misión, necesitamos la humildad necesaria para abandonar lo que ahora vemos como equivocado y el coraje para incorporar otros puntos de vista que tienen elementos de verdad”.

1 de junio de 2021 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

No hay en este momento un colombiano que ame su Patria, con la que se identifica como hijo de ella, que no esté soñando en un futuro posible; que espere salir de esta crisis, que empezó con el Covid-19, y nos hizo sentir vulnerables, de tal manera que se nos cayeron máscaras y maquillajes, con los cuales tapábamos los falsos ídolos en los cuales escondíamos nuestros egoísmos.

Para soñar otro futuro posible dice el papa Francisco en su libro “Soñemos juntos”: “Tenemos que elegir la fraternidad, por encima del individualismo, como nuestro principio rector. El sentido de pertenecer unos a otros, y al todo, es la capacidad de unirnos y trabajar juntos frente a un horizonte compartido de posibilidades. En la tradición de los jesuitas esto se llama unión de ánimos. Esta unión conserva y respeta la pluralidad, e invita a todos a contribuir desde su particularidad, como comunidad de hermanos preocupados unos por otros”.

Estamos demasiado polarizados, pero no podemos dejar que el mal espíritu se manifieste; eso es lo que Jesús nos enseña en la cruz. En su mansedumbre y vulnerabilidad, obliga al diablo a revelarse: el acusador confunde el silencio con la debilidad y redobla su ataque, manifestando su furia y su verdadera identidad. “Sin embargo, el reto principal no es evitar la polarización. Esto significa resolver la división dejando espacio a una nueva manera de pensar que pueda transcender la división”.

“Para esta misión, necesitamos la humildad necesaria para abandonar lo que ahora vemos como equivocado y el coraje para incorporar otros puntos de vista que tienen elementos de verdad”. En este momento es bueno volver al padre de la Patria: Bolívar en su “Proclama de Santa Marta”, diciembre 10 de 1830, e invitar a todos los colombianos a que superen los egoísmos, sientan en el amor verdaderamente de Patria y se hagan a un lado los que dividen y llaman a los odios y aún la muerte y tengan la grandeza y humildad del libertador:

“Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí de que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario, dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares, empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.